miércoles, 19 de febrero de 2020




Campo del Calvario (Salamanca) el triunfo del Nàstic certificaba el ascenso a la Segunda División. La alineación quedó memorizada por los viejos nastiquers. Babot, Soro, Vicente Martínez, Catalá, Conesa,  Mesa, Ricart, Barceló, Coll, Balmanya y Sánchez.

Al aficionado al futbol de hoy en dia lo han convertido en víctima, en un simple pagador que poco puede decidir en los clubes convertidos en SAD y muchos, cada vez más, sometidos a inversiones de capitales extranjeros. El hincha de ahora es conformista por naturaleza; asiste al estadio con más desidia que ganas y a veces viendo lo que sucede sobre el césped se despereza sin la ilusión de tiempos pretéritos. Pero lo que peor lleva el socio del siglo XXI es la desmemoria que le hacen padecer con la ruleta de cambios cuando se abren los mercados de cada temporada. 

Nuestros padres y nosotros, los de mi generación también, éramos capaces de retener alineaciones de antaño de nuestro equipo. Recuerdo que mi padre había memorizado: Juanito, Llobet, Aguilar, Gascón, una defensa por la que podía pasar el balón pero no el rival. Yo conservo latente en la memoria otra de mitad de los años sesenta: Vilanova; Vicente Pascual, Roselló, Arribas; Echeverría, Boada; Parisi, Juanín, Serer, Cantón y Encontra.

Este conocimiento y en algunos casos reconocimiento de los futbolistas servía como generador de corriente para animar a los espectadores a acudir al estadio. Cierto que las fisonomías de los jugadores de antes ayudaban más, ahora ves a un equipo y muchos jugadores parecen clones unos de otros. Antes las redes sociales eran las tertulias en los cafés y bares de la ciudad y podían ser más apasionadas que las de ahora a través de un iphone

Se preguntaran a que viene todo este nostálgico introito, pues viene porque he comparado unos datos estadísticos del Nàstic de las últimas temporadas y ahí puede detectarse el porque de la fuga de socios y de las deserciones de espectadores en el Nou Estadi en el último cuatrienio. Ahí van los datos.

En las cuatro últimas temporadas, 2016/17 hasta la actual 2019/20, el Nàstic ha alineado a 120 futbolistas y ha tenido a 10 entrenadores en el banquillo. En toda la historia del club, en 100 temporadas, ha alineado a 1.305 jugadores y ha dispuesto de 65 entrenadores (en este caso se cuenta a partir de la temporada 1939/40). Al aficionado, verdadera alma del club, le es imposible empatizar con los jugadores por la rapidez con que se marchan e incluso le puede resultar difícil retener los nombres y las posiciones.

El Nàstic de 1945 a 1950 en las cinco temporadas que estuvo en Segunda y Primera División utilizó tan solo a 34 jugadores, cierto que las competiciones eran más cortas pero estas plantillas cortas establecían las sinergias precisas con los aficionados.

Ya va siendo hora de amortizar los fichajes, evitar los errores en las contrataciones y procurar que los jugadores tengan una larga vida deportiva en la ciudad. El futbol actual es un espectáculo pero recemos para que esta vorágine por el negocio no fagocite al propio deporte. La distancia (la marcha de los futbolistas) puede llegar a ser el olvido para los aficionados.
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