martes, 21 de noviembre de 2023

 


El último gran damnificado por una grave lesión, Robert Simón.

Ahora que tanto se habla de las lesiones de los futbolistas quiero bucear en el pasado para descubrir el aumento de lesiones durante una temporada, partiendo de la década de los años veinte,  centrándonos en el Nàstic.  Cierto que en el inicio de las competiciones había jugadores que salían a jugar lesionados con vendajes, musleras y rodilleras porque la cirugía resultaba complicada y cara cuando no era a través de la sanidad pública.

Partamos de la base que décadas atrás no existía tanta información futbolística y menos sobre las lesiones.  En la temporada 1927/28 Joan Pujol, resulta con una fractura en la pierna es el primer caso conocido en can Nàstic; en la 29/30 sería el defensa Norbert Calabuig quien seria operado de menisco. En 1935/36 Joseba Atela se partió el peroné.

Durante la etapa de Segunda y Primera (1945/1953), se conocen las lesiones importantes de Peralta, Corró y Seoane. A partir de 1954 sabemos de las lesiones de Roig y Segovia. En la década posterior aumenta el número de percances Galbis, Petralanda, Canós, Gracia, Camps, Borrego, Martín y Garriga (estos cuatro en la temporada 1967/68),  y Antonio Sarabia.  Nos referimos a futbolistas que se perdieron un mínimo de ocho jornadas  y muchos de ellos pasaron por el quirófano.

En los años setenta esos fueron los jugadores con lesiones importantes, Arturo Fernández, Sanjurjo, Belmonte, Diego, Rodri, Manolo Sarabia; en los ochenta Guti, Ramon Coch, Botella, Menchi y Tainta.  A partir de los años noventa las lesiones aumentan y especialmente aparecen en los entrenamiento.

En las sesiones preparatorias hasta mitad de los años noventa, los jueves era el día del partidillo para preparar el encuentro de la jornada, jugaban titulares contra suplentes, y si uno de los jugadores que no iba a jugar hacía una entrada a destiempo, se iba a la ducha. Había que preservar a los titulares. Además las temporadas, hablamos como referente del Nàstic, tenían 38 jornadas, mas los partidos de promoción. 

No existían las sesiones dobles de entrenos y la presión sobre el jugador era inferior a la que existe ahora con las redes sociales.  Y si eso lo extrapolamos a los futbolistas internacionales es del todo normal que acaben rompiéndose.  Mi criterio es que un jugador de 1ª RFEF puede acumular un máximo de 40 partidos  y que el cuerpo técnico debería dosificar las sesiones y acudir a las rotaciones. 

5 comentarios