Santi, inmortal
Siempre en nuestros corazones, Santi
Es el primer artículo de este blog, y llevo doce años, que escribo con lágrimas en los ojos. Nos ha dejado el referente del Nàstic Santi Coch Castillo a los 64 años víctima de una cruel enfermedad con la que llevaba luchando hacía un par de años; él, que siempre fue un excelente marcador no pudo esta vez anular a un rival tan fuerte como el cáncer.
Santi, amigo, has sido un futbolista irrepetible, ejemplar; recio, vigoroso, zurdo cerrado que siempre sabía marcar el territorio; sentido de la anticipación, sólido en el juego aéreo solía amedrentar a los rivales. Conocedor de su limitada técnica no arriesgaba, su gran virtud fue la regularidad y la sencillez en su juego que le permitió sumar en diecisiete temporadas 528 partidos oficiales.
Santi fue un jugador de club, sus dos amores fueron su familia (Carmen su esposa, sus hijos Adriá, Joel y Denís, junto a sus nietos) y su Nàstic. Un gran corazón que bombeaba sangre granate. Era cercano, claro, siempre iba de frente y un gran conocedor del mundo del futbol. Fue discreto y alejado del protagonismo. Tenía esencia nastiquera a pesar de que el club no se portó demasiado bien, como suele ser normal en la larga historia del Gimnàstic.
En mayo de 1976, recién cumplidos los 16 años junto a sus hermanos Enric y Ramón, llegaron al Nàstic de la mano de su padre, sería el presidente Josep María Dalmau quien después de verlos en un partido con el Valls en el campo de El Vilar los trajo para el Nou Estadi. Santiago (así se le conoció al principio) debutó en la temporada 1977/78 en 3ª División jugando un partido, en la siguiente fue cedido al CF La Cava (Tercera División) donde fue titular. La RFEF creó en la temporada 1979/80 la normativa sub20 que obligaba a todos equipos a alinear de salida dos jugadores menores de veinte años en cada partido de liga y esa fue la puerta que le abriría poder entrar en la historia del Nàstic y convertirse en el mito.
Con Santi hemos hablado, comentado y debatido mucho sobre el futbol y mas en concreto sobre el Nàstic, el club que le ha convertido en inmortal. Durante las últimas temporadas siempre me daba un perfil de los nuevos fichajes y jamás, jamás erraba en sus apreciaciones sobre el jugador.
Muchos viajes con el autocar, muchos cafés llenos de sabiduría y últimamente llamadas telefónicas para brindarme su apoyo. Les aseguro que me deja un gran vacío, una orfandad de conocimiento futbolístico. Y acabo con unos versos de Miguel Hernández de la elegía a su maestro Ramón Sijé:
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
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1 comentarios :
Siempre marchan los buenos.
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