sábado, 6 de julio de 2019


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Aspecto de la tribuna en un partido de la Liga 1,2,3.

'No se engañe nadie, no/pensando que ha de durar/ lo que espera/más que duró lo que vió/porque todo ha de pasar/ por tal manera' (Jorge Manrique)

Cada vez más la vida se parece a un tren AVE que pasa por delante de nosotros en un suspiro. La temporada pasada ya pertenece a la historia (en su versión página negra), ahora ya ha desflorado la 2019/20. Y se queman etapas: renovación de abonos, altas y bajas, sorteo del calendario, primeros amistosos y por fin el 25 de agosto comienza la hora de la verdad.

Hoy quiero analizar el primer punto: la renovación de los carnets. El Nàstic fundado en 1886 se halla en la sexta generación de socios; en mi família podemos presumir de iniciar la saga nastiquera en 1892 con mi bisabuelo Estanislao Pujol, seguida por mi abuelo Enrique Pujol Menescal en 1916; continuada por mi padre Enric Pujol Perramón en 1941 (y que desde 1999 hasta el 2011 ostentó el honor de ser el socio número uno), servidor cogió el testigo en 1968 (hasta los 14 años entonces no podías ser socio de numeral) y en 1985, recién nacido inscribí a mi hijo pequeño Oskar Pujol Peralta. De momento aquí paramos.

La pasada temporada el Nàstic rozó los 7.000 abonados, en la actual posiblemente se quede el listón algo por encima de los 5.000, porque con el descenso y las malas, tres, temporadas se ha enfriado el ambiente. Vale la pena matizar las diferenciaciones existentes en las definiciones de socio, abonado, aficionado y espectador.

El SOCIO desprende sentimiento, fidelidad, entrega y supervivencia, nunca rompió su cordón umbilical con el club y es capaz de permanecer aferrado al escudo en los naufragios y los abordajes; es impensable que pueda perderse la liturgia de cada quince días en el Nou Estadi. No superan los 3.000.

El ABONADO suele gustarle el futbol y se apunta cuando hay viento a favor; suele ser crítico con el equipo y dispone de una moral débil que irá en consonancia con los resultados. Posee tendencia pesimista y su asistencia al campo es irregular, pongamos que sumen unos 2.000.

El AFICIONADO sin vínculo afectivo con el club y sin antecedentes familiares con el Nàstic, pero le gusta el fútbol y tal vez convencido por un amigo o vecino se abona (son los que alardean enseñando el carnet para presumir de sangre grana). Volubles en asistencia al estadio y que nunca anteponen una calçotada o una salida con los amigos a un partido. Lo dejaremos en unos 1.000.

El ESPECTADOR, es el seguidor ocasional, al que le han regalado una entrada o el cuñado le cede un carnet sobrante en la empresa donde trabaja.  Incluso alguno al sentarse en la localidad preguntará contra quién jugamos hoy?.  No conoce a los jugadores y los nombra por el número que lucen. De esta fauna deben de haber unos 400.

A todo esto añadan niños, niñas, jugadores de la base, clubes invitados, acompañantes...Y ya tenemos el perfil de los asistentes al Nou Estadi

PD.- Los números se refieren a la temporada en términos globales.

2 comentarios

Me sorprendió el dato que indicaste en un artículo anterior de una asistencia de unas 6.000 personas en el antiguo campo de la avenida Cataluña. No creo que este año lleguemos a esa cifra en el 90% de los partidos

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Años sesenta: campo en el centro de la ciudad, una sola cadena de tv y con un partido cada quince días, sesión doble en el cine (el espectador iba con la novia/esposa) a la película de estreno al acabar el partido, no había redes sociales, ni móviles, ni tanto ocio. Además la tercera de entonces era más potente que la Segunda B actual.

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