lunes, 26 de noviembre de 2012



Javi Salamero econtró el sendero de la victória en casa.

El futbol nuestro de cada día dánoslo señor, no te pedimos que nos des un nivel de Champions pero por lo menos danos un futbol digno del que llevamos apreciando en aquellos tiempos de la Liga del Futbol  Profesional. Esta podría ser la pregaria que hicieran algunos de los pocos feligreses que acudieron al Nou Estadi, tan desierto como las iglesias a la hora de las misas.

Me cuesta de masticar el futbol de Segunda B. Es el futbol del miedo, de la zozobra, del preludio de la angustia. Las jugadas no se trazan, se atropellan, las ocasiones se dibujan imprecisas y los goles llegan por los atajos del fallo contrario. Me cuesta acostumbrarme a que desfilen por el Nou Estadi los Binissalem,  Llagostera, Orihuela -la tierra de Miguel Hernàndez o el Olìmpic de Xativa -la tierra de Raimon.

El domingo empecé a ver el bosque a través de los árboles, comencé a entender la propuesta de futbol de Xavi Salamero a ratos, cuando no se quería emular a los jugadores del 'Seis Naciones' con patadas a seguir. El Nàstic articuló un futbol expansionista aprovechando las alas, obligando al Llagostera  a pensar más en deshacer que no en hacer. Percutiendo por las bandas llegaron las ocasiones (cinco en el primer tiempo gol incluido) y otras media docena en la segunda parte (gol de penalti inclusive).  Los gerundenses dispusieron de 'media' ocasión en todo el encuentro.

Es un equipo en fase de construcción, resulta desequilibrado en ocasiones, y con una ansiedad tan elocuente que al ponerse por delante en el marcador le entra el sudor frío y los temblores.  Ahí deberia entrar el sicólogo Salamero para gestionar la desazón de los jugadores. Además el futbol cuando lo inventaron aquel grupo de estudiantes en una taberna londinense en 1883, supongo que cargados de 'birras', tuvieron la clarividencia de que el objetivo del juego era ganar al contrario, para lo que era necesario marcar goles, por lo que había que chutar, especificando que a poder ser entre los tres palos y procurando ponerles 'los cuernos' al meta o sea engañándole.

Pues bien, hay algunos jugadores del equipo (Cálderón, Haro, Quintana o De Lerma) que se entestan en driblar, recortar, aguantar el esférico hasta que lo pierden y dejan la posibilidad al contrario de que monte una contra. Hay que chutar, disparar en cuanto se otea la frontal del área. Nunca he recriminado a ningún futbolista cuando ha chutado en posición de disparo.

Ante un Llagostera bien plantado en el terreno de juego pero justito en capacidad de maniobra en labores ofensivas, el Nàstic cuajó un aceptable partido, bueno en alguna fase. Muy tranquilo en defensa en la que destacó Benito en sus funciones de ataque. Inmenso Bezares (donde lleva el imán pegado que impide  le puedan robar el balón?), De Lerma debería aparecer más; Haro debe mejorar el control de la pelota para explotar mejor su velocidad; Calderón debería buscar más el espacio y evitar driblar tres veces al mismo rival; atento y listo Marc Jiménez; Quintana imprimió frescura al equipo y el debut de Oribe en Liga, el sobrido del recordado Angel Oribe, bueno, me encanta por que no se lo piensa a la hora de chutar.

Mención a parte para Eugeni. Jugó en una posición más comoda para él, pero en ocasiones abusa del juego individual y no debe fallar el gol cantado que tuvo en sus botas y estrelló el esférico en el larguero. Esta victoria solamente sirve si el domingo en Inca se gana. Por cierto frente al Constancia jugará Alberto Benito el jugador al que el equipo balear denunció para eliminar a la Pobla de Mafumet en el play off de ascenso de hace dos temporadas.

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