El apaño de un 'maño' con poca maña

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'Disfruta del dia hasta que llegue un imbecil y te lo estreopee'  (Mia)


El trio arbitral con el árbitro rumano en el centro.

Estoy cerca de publicar la entrada cincuenta en este blog y jamás, en jamás de los jamases, le he dedicado más de dos líneas a los colegiados, por que no son o deberían ser protagonistas. Pero como ahora los jueces de los Tribunales de Justícia están de moda (Castro, Ruz, Mercedes Alaya, Bermudez), los pequeños jueces de los Terrenos de Juego también quieren su minuto o su página de gloria.

En Llagostera un 'maño' (por lo menos adscrito al colegio aragonés) evidenció su falta de 'maña' para 'apañar' un resultado con un arbitraje desconcertante. Cristian Adrián Lixandru nació hace 33 años en Petrosani (Rumania) y lleva tres temporadas en Segunda B. En junio de 2010 logró la quinta mejor puntuación de Tercera y subió a la categoria de Bronce, viéndole pitar el Nàstic-Valencia B y el sábado, resulta preocupante que en solamente tres temporadas haya olvidado el reglamento y su aplicación.  Mal asistido en las bandas y con aires de prepotencia alteró el resultado (señaló un penalty a instancias del asistente que estaba a cuarenta metros de distancia y tapado; y obvió otro sobre Javi Martínez cometido ante mis ojos a no más de veinte metros). Su arbitraje favoreció al equipo que jugaba a destruir y nunca premio al rival que pretendia construir futbol. En Segunda B se disputan cada jornada 40 equipos y hay 123 colegiados, demasiados para mantener un mínimo nivel de calidad.

 

Poco puede exigirse a un municipo de 8.000 habitantes como Llagostera y muy loable resulta sus cinco ascensos consecutivos de la mano de Isabel Tarragó y Oriol Alsina, es de chapeau. Además disponen de una afición, escasa, pero educada y hospitalaria, pero si pretendemos que la Segunda B sea una categoria profesional en la mayoria de los equipos, hay que exigir unos mínimos en cuanto a dimensiones, césped y servicios en los estadios. Si no es así acabaremos matando el purgatorio del futbol que está a mitad de camino entre el cielo de la Liga profesional y el infierno de la Tercera.

 

Cierto que el lenguaje del partido, desde el minuto uno fue contradictorio, se habló en dos idiomas distintos: futbol directo del Llagostera, hilvanacion de jugadas por parte del Nàstic. La intensidad también fue distinta: lucha de kamicaces por parte local y lucha estilista (de 'Lago de los Cisnes') por el bando visitante. El juego por arriba de los tarraconenses se econtraba con dos pilares Oscar i Enric, y en última instancia al meta Moragón (coño, ya podía haber jugado así cuando estuvo en el Nàstic) ponía el cerrojo.

 

El partido, sin penalty, olía a empate sin goles, que ya era algo en aquella jungla de piernas que se multiplicaban en el área blaugrana. El Nàstic que lucía la vitola de ocho triunfos consecutivos, notó desde el comienzo como no dominaba el centro del campo Bezares tenía la tarde gris y De Lerma no podía participar en tarea de creación, en la banda zurda Aarón fue incapaz de desequilibrar en el uno contra uno, y  a Perera le faltaba espacio (como a los 500 aficionados del Nàstic que no cabian en las gradas). Solo Marcos, aguerrido y combativo como siempre, y Javi, sin duda el mejor sobre el sintético del Municipal, ponían algo de peligro. Atrás Mairata acusó la inactividad, Viale y Velez cumplieron, mientras que Benito y Rubén rayaron a buen nivel.

 

Resultado injusto, derrota inmerecida y mucha desilusión, pero quedan quince puntos en juego, y si se suman todos...el play off está garantizado.

 

PD.- Gracias a los lectores, en la última semana se han rozado las 500 visitas a la página.