sábado, 19 de julio de 2014

Josep Maria Andreu encarna mejor que nadie el espíritu grana.

Nos movemos en una sociedad muy acostumbrada a convivir con abreviaturas, acrósticos o iniciales mediante las cuales descubrimos todo el significado implícito que contienen, ejemplo TGN (Tarragona),  JFK (John Fizterald Kennedy), LFP (Liga Fútbol Profesional), por méritos suficientes podríamos añadir otra JMA (Josep Maria Andreu). En la transición que estamos viviendo del dolor infringido hace un mes a la alegría de éstos últimos días hay un protagonista único e irrepetible: Josep Maria Andreu Prats, un tarraconense de 53 años que ha logrado salvar todas las sacudidas que el club ha recibido, igual que hace el quart dels pilars de vuit  que es el eje vertebrador que ha de parar todas las rebrincades de l'espadat.

Andreu accedió a la presidencia del Nàstic en el mes de agosto del 2001 y nadie le escuchó queja alguna cuando heredó una plantilla desequilibrada, muy discreta y hecha con prisas, con un presidente José Luis García, con ganas de marchar y Josep Maria Nogués fichando por teléfono desde Cancún (con el cedido del Barça se equivocaron al escoger a Marcelo y descartar a Tiago Mota o fichar a un jugador lesionado como Ruiz Otxoa). 

Lo primero que hizo Josep María Andreu fue rodearse de directivos (Sánchez Camins (PSC) y Ángel Fernández) que le abrieran las puertas del Ajuntament. Supo motivar a la afición llenando veinte autocares hasta el Bernabeu para el partido de Copa, allí resucitó la Marea Grana que había nacido en Soria años atrás. En el recambio del banquillo una vez finiquitado Jaume Bonet, no prevaleció la apuesta de Andreu (David Vidal) y si en cambio por presiones la de Ricardo Climent que trajo a su amigo Lobo Diarte a precio de saldo.

Durante el partido frente al Poli Ejido, Andreu tuvo un comportamiento ejemplar (no así dos de sus compañeros de junta); después de la sanción (excesiva e injusta) supo reaccionar y para ganar puntos ante la RFEF ostentó la presidencia del I Congreso para la Prevención de la Violencia en los Estadios de Fútbol, celebrado en Tarragona en el año 2004 en el Palau de Congresos. Andreu fue el artífice de convertir el Club en una SAD (sabiéndolo excplicar a unos socios muy reacios) para así poder aspirar a competir al máximo nivel. Andreu siempre ha tenido un discurso claro y sencillo y ha sido muy consecuente en el apartado económico, trata al Nàstic como hace en su empresa de Transporte. Recuerdo una larga conversación que tuve en su despacho días después del descenso a Segunda B, en junio del 2002, donde me desmenuzó el futuro del Club a corto y medio plazo y concluyó con ésta sentencia:

- En cinc temporades estarem a Primera.

Le sobró una. Se entregó en cuerpo y alma a perfilar un grupo ganador, contó con un Secretario Técnico listo y perspicaz Jose Sicart (quien al final le traicionó de la manera más zafia y ruin), se apostó por un técnico desconocido pero carismático como Luis Cesar y se logró (él, lo consiguió) que el Nàstic 46 temporadas después regresara a Primera División. No pudo disfrutarlo tal como se merecía porque desde la Plaça de la Font el alcalde Joan Miquel Nadal le quiso mover la silla, asestándole puyas y amargándole tanto  que al final dimitió harto (la envidia de Nadal podría venir por la amistad que Andreu mantiene con Josep Félix Ballesteros).  Nadal incluso quiso jugar a entrenador con Luis Cesar diciéndole quien debería jugar, al final el Nàstic bajó y Convergencia perdió la alcaldía.

Pero Andreu regresó, tuvo que volver, porque el Nàstic lo necesitaba después de que un presidente más incompetente que narcisista o al revés, lograra fundir más de 9 millones de euros en dos temporadas, dejando un agujero cósmico de seis millones.  Lo más insultante fue que Xavi Salvadó tuviera la desfachatez de embargar una taquilla al Nàstic la pasada temporada después de su esperpento económico, en donde no se sabe a ciencia cierta donde fue a parar el traspaso por Diopp al Racing, ni cuánto costó el brujo que cada partido expulsaba a los malos espíritus del terreno de juego.

Andreu en la última temporada tuvo que apagar demasiados incendios en los juzgados que le debilitaron en su dedicación al tema deportivo: casos como los de Benito, Sergio, Rubén Pérez, Rodri, Peragón (el jugador con más jeta que ha pisado el Nou Estadi), Jose Sicart, el tema de las apuestas, la liquidación con hacienda, los tres puntos por alineación indebida...Lo más fácil hubiese sido coger puerta y adiós. Pero no, lo consultó con la familia y siguió. Sin olvidar el acuerdo que logró con Promosport que gracias a ellos se han podido confeccionar unas plantillas por encima del presupuesto de que dispone el Nàstic. La entrada de Rodri y su equipo ha sido del todo gratificante.

Es ahora cuando los socios, la afición no puede fallarle a Andreu, es ahora cuando la apuesta del mejor presidente de la historia debe de contar con el respaldo de todos. El camino que lleva al ascenso es uno, a veces difícil, en otras lleno de trampas, hará falta una auténtica comunión entre todos pero se logrará. De momento hay que decir, Josep Maria, gràcies i anem junts¡.
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