lunes, 21 de junio de 2021

 No las llames chicas, llámalas futbolistas', o cómo pasar del maltrato al  fútbol practicado por mujeres a la dignificación del oficio (y el inicio de  la profesionalización)


Un libro tan necesario para leer com el Reglamento del futbol

Un presidente maleducado, prepotente, misógino y corrupto, un seleccionador amigo del mandatario que sin haber jugado nunca al futbol. ni entrenado jamás fue durante veintisiete fue el amo y señor de la selección femenina absoluta, un maleducado de mucho cuidado; jugadoras ninguneadas, acosadas, insultadas, vejadas en público, sin amparo económico alguno y sobre todo señaladas por el yugo del machismo por el simple hecho de jugar al futbol. 

Chicas jóvenes, algunas, llorando en el extremo de un vestuario después de un partido y recibir una bronca del técnico;  otras estudiando por la mañana, trabajando por la tarde y entrenando por la noche para al final ser invisibles para los clubes o la federación. Un drama humano e injusto, en un país en que su constitución aboga por la no discriminación por sexo.

Existía en el centro de la vivienda una habitación oscura y permanentemente cerrada, pero ella encontró la llave, la abrió con sigilo, le dio al interruptor y se iluminó la estancia. Allí la periodista Danae Boronat (Tarragona, 1985) contempló de golpe toda la gran tragedia del futbol femenino en España desde el equipo de las folclóricas hasta hace dos temporadas en que por fin se consiguió firmar un convenio colectivo y declarar a la Primera División Iberdrola categoría profesional. Federativos, directivos, entrenadores convertidos en la Santa Inquisición del futbol quemando en la hoguera la ilusión de cientos, miles de las jóvenes futbolistas.

Danae, una excelente periodista, a la que ayudé desde RNE en Tarragona a que conociera la profesión y sobre todo se enamorara de ella, se reveló contra tanta injusticia, se transformó en Oriana Fallaci y contó con la ayuda de las mujeres que salpicaron las etapas del futbol femenino en este país, el infierno, la pesadilla, la congoja y el sufrimiento que tuvieron que padecer por la falta de escrúpulos de quienes deberían haber sido sus educadores, sus guías.

No las llames chicas, llámalas futbolistas es un libro imprescindible para que el lector conozca el daño y la angustia que padecieron aquí las futbolistas desde comienzos de los setenta hasta nuestros días. Danae ha escrito un libro desde sus entrañas de periodista, exhaustivamente documentado, sin un ápice de rencor, haciendo una narración televisiva repleta de dardos que se van clavando en la conciencia del lector; y cierra su libro con una frase abierta a la reflexión, aceptar las condiciones como vienen, o aceptar la la responsabilidad de modificarlas.

Ah¡ que nadie piense que es una publicación de chicas para chicas, léanlo y disfruten, porque no es un libro sobre el futbol femenino, sino sobre el futbol a secas. Y aunque se lo pueda parecer no es una novela dramática, es neorrealismo puro. Enhorabuena, Danae.

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