Don Ernest Canete Ruíz
La figura del masajista en el club Gimnàstic se integra de manera oficial y permanente con el ascenso del equipo a Segunda División la temporada 1945/46, serían los señores Sánchez, Guasch y Gili quienes se ocuparían de estos menesteres hasta que en la temporada 1955/56 ya aparece de manera reglamentada y con ficha federativa el encargado de dar alivio a los lesionados, en este caso Ton Alujas.
Cuadro de masajistas del Club Gimnàstic
Temporada Nombre años
1955/1972 Ton Alujas Llagostera 17
1972/1977 Cinto López Ginesta 5
1977/1978 Francesc Viñals Bonin 1
1978/1979 Julio Marín García 1
1979/1984 Francisco Gómez Salgado 5
1984/1990 Carles López Archs 6
1990/1992 Pablo Fernández Pacheco 2
1992/2023 Ernest Canete Ruíz 31
Como pueden observar en casi setenta y cinco años solamente han ejercido de masajistas en el banquillo del Nàstic, ocho personas (tres en menos de cinco temporadas). El caso de Ernest Canete Ruíz (Tarragona 1967) resulta curioso porque venía del mundo del ciclismo y llegó al conjunto grana de manera casual. La temporada 1992/93 con Raúl Longhi en el banquillo inició el curso como masajista Pablo Fernández, pero su trabajo a turnos en la industria química propició que tuviera que dejar su ocupación en la plantilla del Nàstic.
Rápidamente se contrató a Ernest Canete, temporalmente, hasta que se encontrara un masajista a plena dedicación. El 20 de setiembre de 1992 debutaría en un partido sin goles frente al Cartagena de Segunda B en el Nou Estadi. La jornada siguiente ya compartí bus (antes los medios de comunicación viajábamos con el equipo) hasta Orihuela (3-2) donde comencé a entablar relación con el.
Ernest ha sido y es una persona discreta, trabajadora y con buen ojo clínico para detectar las lesiones. Estoy plenamente convencido que ha sido, en las tres máximas divisiones del futbol español, uno de los que más partidos (si no el que más) actuó como masajista, acumula mas de 1.300 partidos de Liga.
A medida que vivía los encuentros del Nàstic se iba aficionando al futbol y a encontrarse muy a gusto. Voy a explicar una anécdota sucedida el 22 de noviembre de 1992 en el diminuto campo del Pilar de la Horadada. Ernest no conocía excesivamente el reglamento aun y a falta de cinco minutos, con empate a dos en el marcador, en una contra del equipo local, Felip Font cayó al suelo retorciéndose de dolor; Ernest sin mediar un segundo salió del banquillo precisamente por donde iba el ataque local para atender al central del Nàstic. El colegiado Balmaseda Hazas paró la jugada y el posible gol alicantino para amonestar a Canete y decretar bote neutral; el público se lo quería comer. Salir del campo fue toda una odisea.
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