domingo, 6 de octubre de 2013

'El pesimista suele ser un optimista bien informado'



Hará un par o tres de años se puso de moda el término 'Ni-Ni' dedicado a aquellos jóvenes que NI estudiaban, NI trabajaban, visto des de la óptica actual en muchos casos la culpa como de tantas otras cosas es del Gobierno (que encima presume de que nos está sacando de la crisis) ya que No pueden estudiar por que han recortado las becas y han subido las matrículas, y No pueden trabajar por que el paro juvenil en España roza el 60%, pero la definición NINI ya pertenece al vocabulario popular. Pues bien el Nàstic que vimos frente al Ontinyent tenía perfil Ni-Ni, por que Ni juega, Ni convence. Un dato, el rival, entonces Onteniente, fue el equipo que jugó un partido oficial el Nou Estadi el 13 de febrero de 1972, 3-1..

El domingo los valencianos con cuatro recursos de manual de entrenador de mitad del siglo XX, lograron desactivar todos los mecanismos técnicos de los granates. Defensa adelantada unos cuantos metros, presión empalagosa, mordiendo en cada rebote, aprovechando la mayoría de rechaces y asumiendo su raquitismo ofensivo. Con dos líneas de cuatro bien trazadas cavaron la trinchera para enterrar todos los ataques del Nàstic y los que lograron zafarse del agujero se malograban por precipitación o indecisión. Para ser un equipo con hechuras de gallito hay que arriesgar más en los pases, imprimir más velocidad al juego y trazar diagonales.

Pasados veinte minutos de partido la sala de máquinas granate se anegó y dejó de generar fútbol; David Rocha bien tapado y Jesús Rubio muy lento, dejaron todo el trabajo de zapador y de ingeniero a Beñat que evidentemente no pudo asumirlo. Perera por la derecha se perdía entre el bosque de piernas rivales, Lago estiraba el campo pero sin mucha ayuda y Marcos se batía en duelo con los dos centrales pero sin provocar peligro evidente. Atrás los laterales subían y bajaban, con mejor tino Juanjo, aunque Verdú cumplió, Xisco rifó algunos balones largos y Aleix, como siempre correcto sin alardes. El último baluarte, Tomeu, sacó dos manos prodigiosas. Querol y David entraron con el partido roto y Ferran no dispuso de minutos. Me preocupa que en un equipo con tanta pólvora...solamente se escuchen salvas.

En el segundo tiempo el Nàstic se empeñó en meter pelotas a la olla, como si se cocinara una escudella y claro toda la ventaja para la defensa valenciana que después del gol montaron una barrera como en las fiestas de Moros y Cristianos. Castillejo tardó demasiado en utilizar los cambios y el partido ya iba cuesta abajo en su rodada, como el tango de Gardel, al equipo le sobró ansiedad, imprecisión, lentitud y torpeza, y en cambio le faltó rapidez, improvisación y frescura. El fútbol es un deporte de equipo y como equipo jugó el Ontinyent que está a años luz de la calidad técnica, de la experiencia y el caché de los jugadores del Nàstic. El termómetro de la impaciencia del socio comienza a ganar temperatura...confiemos en que solamente sea una subida puntual.

2 comentarios

Totalmente deacuerdo con usted

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Perfecta definición de lo visto hoy, no se juega a nada este Nastic ni cuando vence convence yo creo que el problema está en el banquillo

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