miércoles, 18 de febrero de 2015

Marcador Simultáneo Dardo del antiguo campo municipal de Huelva.

         Cuando en octubre de 1963 Bob Dylan estrenó la canción The times they are a-changing poco se podía imaginar que se convertiría en el himno de las nuevas revoluciones y se erigiría en paladín de las protestas (allá en USA, contra la guerra del Vietnam, aquí para intentar derrocar el oprobio de la dictadura franquista con sus manos manchadas de sangre).  En España se tituló 'Los tiempos están cambiando'...y por qué la utilizo, pensaran ustedes, para hablar de fútbol?,  porque el fútbol forma parte de la vida y está transformándose (ignoro si para mejor o peor). El otro día en Facebook, Juan  José 'el bisho' Bezares dejaba una frase que me llegó al fondo del corazón, 'decir que el fútbol es solo un deporte es como decir que la música es sólo un ruido'.

         Hace veinticinco años el fútbol era distinto. Saben en qué se nota que el fútbol cambia?, en pequeños detalles, en gestos, es situaciones puntuales. Quién podía imaginar hace veinticinco años que en 1ªDivisión se podría presenciar un Eibar-Getafe?, y en 2ªA un Llagostera-Alcorcón? y en 2ªB un Cornellá-Olot?, o en 3ªDivisión un Pobla-Montañesa?. Hace veinticinco años las estadísticas eran patrimonio del básquet y aún no se mencionaban las asistencias de gol, ni la posesión del esférico, ni se aludía a las  rotaciones en la alineación, la estrategia era un elemento secundario, ni se jugaba con la segunda equipación por simple recurso de márketing (palabra aún desconocida en el mundo del fútbol).

       Hace veinticinco años aún existían los carruseles radiofónicos (la mayoría de partidos se jugaban con el mismo horario), solamente un partido se emitía por la televisión en directo, todos los datos de los jugadores y técnicos había que buscarlos en papel (las redes sociales aún no estaban inventadas), la única novedad era el Teletexto hoy totalmente obsoleto; además acababan de jubilar al añorado marcador Simultáneo Dardo.

      Hace veinticinco años las botas de los futbolistas eran negras, hoy es una amalgama de colores (en el partido frente al Valencia, podías distinguir a cada jugador granate por el color de sus borceguíes); hace veinticinco años los clubes  disponían de socios y abonados, aún no existían los accionistas; ya se compraban y vendían partidos pero con más discreción que ahora;  entonces los jugadores tenían menos técnica pero más corazón.

        Hace veinticinco años existían -por desgracia, los hooligans, hoy aún quedan, menos pero quedan;  los aficionados no disponían ni de bufandas, ni camisetas, para dar color a la grada; hace veinticinco años los clubes se financiaban con las cuotas de socios y las entradas; todos los terrenos de juego eran de hierba natural.

     Hace veinticinco años once de los jugadores de la actual plantilla del Nàstic no habían nacido; tampoco algunos de los lectores de éste blog habían venido al mundo, por eso he querido hacer esta reflexión desde la nostalgia. Lo que existía hace veinticinco, cincuenta o setenta años y seguirá existiendo es el amor de una afición hacia una historia, un escudo, una entidad llamada Nàstic y que esta temporada se puede soñar con un futuro mágico y deseado. Ahora más que nunca hay que caminar todos juntos para entrar en la meta del ascenso cogidos de la mano.
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