domingo, 28 de febrero de 2016

 
Magnífica foto extraída del Nàstic per Sempre, de José Castañaeda.

     Fue un partido con el perfil clásico de los duelos de Segunda División, alternativas, posesiones largas de balón, triangulaciones, merodeos por las áreas, líneas de presión adelantadas y pinceladas individuales de buena cata futbolística. Un encuentro que también enseñó grietas en los sistemas a medida que se acumulaban los minutos y el cansancio. Dos buenos rivales que optaron por guiones semejantes pero con mayor descaro en el bando local. Al Nàstic le sobraron las ocasiones que le faltaron al Valladolid.

          Los primeros veinte minutos de partido hasta la obra de arte del gol (Tejera-Aburjania-Naranjo-Anibal-Naranjo Emaná, la firmaron) por parte granate fueron primorosos, de concepto diáfano, de claridad meridiana, presionando con ahínco y robando balones, con exquisita elaboración de las jugadas y con brillante estética que hacía disfrutar a los aficionados en la tercera mejor entrada de la temporada con 6.938 espectadores. Tal vez de lo mejor de la temporada en casa.

         Los pucelanos dieron réplica avanzando sus líneas y topándose con la fortuna convertida en infortunio para el joven meta debutante Alberto Varo. Un disparo en diagonal sobre el punto de penalti lo ataja el portero pero debido a la humedad del césped se le escurre el esférico y el francés Vicenzo Renella no perdona.  El Nàstic empieza a desajustarse, aparecen las dudas en el ordenamiento defensivo y el Valladolid comienza a agigantarse sin crear peligro pero teniendo el mando del balón. 

      En el segundo período los tarraconenses cambiaron una vocal del calificativo de los primeros minutos que rayaron la perfección y se pasaron de lo estético a lo estático, se diluyó la movilidad del equipo, los pivotes jugaron demasiado juntos, de los tres hombres de arriba dos (Naranjo y Anibal) sumaron desaciertos y no sintonizaron con el centro del campo, a Emaná le comenzó a faltar el oxígeno y se vislumbró un nuevo empate pero que servirá para enlazar siete jornadas sin conocer la derrota.  Y para cerrar el partido un penalti no señalado a Jean-Luc y un tiro al travesaño de los blanquivioletas en el descuento. 

              El Nàstic fue de más a menos pero demostró que sabe ser hermético aunque sufriendo y delante siguió con ofuscación de cara al gol. El Valladolid me gustó con una gran diferencia con el que vimos en la primera vuelta en el Nuevo Zorrilla. El equipo sigue enganchado a los puestos de play of.

1x1 Puntuación del 1 al 10

VARO (5): Acusó el debut. Dubitativo y nervioso. Necesita tiempo, puede ser un gran portero.
XISCO (7): Subió más y mejor que en otros partidos. Defendió sin concesiones.
MOSSA (8): Fenomenal, vive un momento excelente. Primer tiempo de matrícula.
IAGO (7): Mejorado. Dominó el centro de la defensa, le cogieron adelantado en una contra.
MOLINA (5): Inseguro. Balones comprometidos a Varo. Llegó tarde a algún cruce.
TEJERA (7): Apareció más en la segunda parte, demasiado pegado a Abu.
ABURJANIA (8): Clarividente, juega fácil, con dotes de mando; mejor en el primer tiempo. JEAN-LUC (7): Eléctrico por la banda con detalles de enorme clase. Pero con intermitencias.
NARANJO (5): Intervino en el gol, pero luego estuvo desacertado y descentrado.
EMANÁ (7): El globetrotter del equipo, pura magia. A veces se pasa de frenada...
ANIBAL (5): Participó en el gol, luego trabajo estéril y una ocasión que no se puede errar.
MUÑIZ (5): Tiene clase, pero no pudo entrar en el partido. Muy oscuro.
MARCOS (6): Necesita ritmo, pero aportó peligro con sus apoyos en corto.
MANDINDA (-): Suplió a Tejera lesionado, sin tiempo.
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