domingo, 17 de abril de 2016

anibal partiti
Anibal las tuvo, pero no le acompañó la fortuna.

    En la vida para triunfar hay que arriesgar; el Oviedo dejó su suerte en manos del destino. Sin crear una sola ocasión clara de peligro se marchó del Nou Estadi con el injusto botín de un punto porque el Nàstic no pudo desbordar a Miño, el portero asturiano con pasado blaugrana. David Generelo, ahora en el banquillo azulado, pudo irse de Tarragona contento por el punto pero no por la imagen que ofreció su equipo.

    Moreno optó por un perfil de once ofensivo y con llegada. Atrás el Nàstic, una vez disipadas las dudas en el eje por la falta de coordinación, demostró oficio y la lección aprendida de no cometer errores. El doble pivote se fajó con la misión de centrifugar el juego y buscar las acometidas por las alas. Poco riesgo en los pases pero siempre evitando las pérdidas de balón.

   Las ocasiones fueron todas, en mayúsculas si quieren, TODAS, del bando grana, porque el Oviedo no quiso riesgos, pero el Nàstic no pudo romper la muralla erguida por los descendientes de Don Pelayo. La pena fue que el Genio (Emaná) pudo salir poco de la Lámpara (el terreno de juego) y los deseos en forma de goles se diluyeron. En el guión del Nàstic se insistía en la palabra triunfo, en el de los asturianos parecía borrada con tipex.

   Palanca, que a las ocho de la mañana se estrenó como papá, no pudo estrenar el luminoso, como tampoco Naranjo (tuvo dos) y Aníbal (que dispuso de un par) pero el mexicano está gafado con el gol. El Nàstic apretó aupado por cerca de 11.000 espectadores y acreditó ser superior al rival pero faltó el gol.  Resulta chocante que el equipo que más me ha gustado de los que han desfilado por el Nou Estadi sea el colista, el Athletic.

   Después del apagón de Huesca el Nàstic encendió la luz del fútbol y cuajó un partido de nota, demostrando disponer de todo el crédito para aspirar al ascenso (sea directo o vía promoción), tal vez en alguna jugada por el centro pecó de excesiva elaboración y falta de definición rápida. El argumento futbolístico del Nàstic es sencillo Tejera roba, Madinda oxigena, Naranjo y Palanca y Jean Luc, percuten en la banda y Emaná es la metáfora del equipo.

   Y ahora empieza la cuenta atrás para ganar tres puntos (que llevan casi dos años cautivos) y demostrar a los listillos de turno que las modas son pasajeras y la vida de los clubes tienen el poso de su historia. ¡Palamós ha de teñirse de grana¡

1x1 (Puntuación del 1 al 10)

REINA (6): Sin trabajo, pero estuvo atento y jugó bien en largo. Imprime seguridad.
XISCO (6): Al principio sufrió porque le buscaron la espalda. Fue a más,  diluido en las subidas.
MOLINA (6): No perdió la cara al partido. No se complicó. Sufrió al principio para entenderse con el japonés.
SUZUKI (7): Empezó perdido, fue adaptándose para hacer una excelente segunda parte. Al final coordinó bien con el de La Canonja.
MOSSA (6): No pudo armar las contras como en otros partidos. En defensa fue contundente y expeditivo.
TEJERA (7): Se fajó en el centro hasta acabar exhausto. No arriesgó en los pases. ¡No vio tarjeta¡
MADINDA (8): El mejor. Movió el balón, basculó con sabiduría y combinó con criterio. Crecido.
PALANCA (7): Movilidad, driblin, asistencias, solamente le faltó el gol que probó, mal, en dos oportunidades.
LOBATO (5): Sin brillantez, trabajó pero tuvo poca aportación ofensiva. Estuvo muy vigilado.
EMANÁ (6): Cosa extraña, le falló la precisión. Aguantó en exceso el balón en un par de contras.
NARANJO (6): Luces y sombras. Se lió en un par de jugadas, pero creó peligro constante. Pecó de impaciente.
ANIBAL (5): Tuvo un par que no supo definir. Sale demasiado exigido por la grada. Le hicieron un posible penalti.
JEA-LUC (6): Aire fresco en la banda, penetró bien pero tuvo poco tiempo porque el partido estaba toto.
MUÑIZ (6): Demostró su gran toque a pelota parada. Debe de adquirir más confianza.
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