sábado, 7 de agosto de 2021

 


El Trofeo Ciutat de Tarragona después de muchos años se quedó en casa.

Sería 1960 cuando en el salón de la casa de unos amigos de mis padres (nosotros aun no teníamos TV) vi por primera vez una serie de dibujos animados que me enamoraron, The Flinstone de Hanna & Barbera aún en blanco y negro. Las aventuras de Pedro Picapiedra y Pablo Mármol con Betty y Wilma, sus esposas, fueron un impacto en la sociedad española del franquismo. Hoy al acabar el partido recordaba la serie por analogía con los goleadores del Nou Estadi: Pablo y Pedro.

Pedro Martín es un picapiedra del futbol incansable presionando, controlando y finalizando y Pablo Fernández es un mármol de carrara porque combina la técnica con la elegancia y el atino. Las torres gemelas pienso que nos brindarán grandes tardes de futbol y goles.

El Trofeo Ciutat de Tarragona se quedó en casa ante un rival de la Liga Smart Bank con todo merecimiento. Creo que al Girona aun le dura la empanada del día en que el Rayo Vallecano le dejó en Segunda División. Sobre el césped del Nou Estadi solamente hubo un equipo, el Nàstic.

Fue una lección de futbol, una cátedra de como hay que jugar un partido; un 4-4-2 perfilado durante los noventa minutos; una presión agobiante y molesta para el rival; una salida de balón siempre con criterio; circulación rápida y con ayudas; jugadas en profundidad y finalización, tal vez ahí faltó una pizca más de acierto. Desde la temporada 2015/16 con Vicente Moreno en el banquillo no se veía un equipo con tanta claridad en el juego, con tanto poderío físico y con tan buena colocación sobre el rectángulo.

Y eso que el colegiado igualadino Rubén Ábalos tomó dos decisiones erróneas que perjudicaron a los locales, no señalar una falta previa en el gol del Girona y no expulsar a Juanpe por el manotazo a Pedro del Campo. Tampoco entendí porque Michel no realizó ningún cambio en el equipo gerundense.

En resumen un partido redondo de los granates que dejan muy buenas sensaciones ante el inicio de la Liga el día 28 en Sanlúcar de Barrameda.  El único gusto amargo se produjo en la respuesta de los socios, poco más de 1.500 personas para presenciar el encuentro.

MANU GARCIA: Muy poco trabajo, el primer tiro visitante llegó en el minuto 33; fusilado en el gol, mejoró en los servicios de portería.

POL DOMINGO: Cumplió de lateral diestro con algún pequeño susto; tuvo poca presencia en ataque.

QUINTANILLA: Contundente, no se anduvo con remilgos. Midió bien las jugadas y no se adornó.

AYTHAMI: Buen desplazamiento de balón; ordenó la defensa. Sus galones ayudan a evitar fisuras.

JOAN ORIOL: Como un boomerang sube y regresa sin pausa. Marcó con acierto y se atrevió a balón parado.

RIBELLES: El doctor sabe diagnosticar las jugadas y fue el primer muro con que se encontró el Girona. Buena anticipación.

DEL CAMPO:  Lleva el balón cosido a la bota, casi nunca se lo quitan; filtró buenos balones y oxigenó bien el juego

SIMÓN: Mucha movilidad, desde la banda buscó el juego por el interior. Calidad en los centros, siempre ajustados.

YANICK: Presencia y fuerza en el centro del campo, se escoró bien a la banda. Combinó con criterio.

PEDRO: Un jabato peleando cada balón. Llevó en jaque a la zaga gerundense y redondeó con el gol del triunfo.

PABLO: Elegante y dinámico; supo aguantar el balón y crear espacios, se entendió de mil maravillas con Pedro y anotó el gol del empate.

ALBARRÁN: Lento en algunas jugadas defensivas, se estiró pero sin poder rubricar buenos centros.

FULLANA: Provocó tres faltas e hizo jugar al equipo. Leyó bien el juego y supo aguantar el esférico.

GONZI: Una gran parada que evitó el segundo tanto visitante; seguro en las salidas pero desafortunado en los servicios de meta.

TRILLES: Efectivo, midió bien en las anticipaciones. Siempre bien colocado. Jugó más calmado.

POL PRATS: Pocos minutos pero supo explotar su velocidad y abrió el juego. Muy metido en el partido.

FRAN CARBIA: Pocos minutos pero le dio intensidad a la delantera cuando comenzaban a fallar las fuerzas.

POL BALLESTEROS: Presencia testimonial.


RAÚL AGNÉ: Declaración de intenciones, en el sistema un 4-4-2 perfectamente dibujado y la apuesta por un once titular que ya se comienza a perfilar. Con él la intensidad es innegociable.

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