sábado, 21 de diciembre de 2013


Mientras se permita jugar en campos como éste la Segunda B será una liga de chichinabo.

Me lo parece a mí o en el entorno del Nàstic sopla viento en contra, un viento que siluetea la sombra de la RFEF, un viento que no era precisamente un Huracán. Mucha casualidad que el equipo reciba penaltis en contra tan discutibles como los señalados frente al Olímpic, Olot o esta tarde en Manises, que se le anulen goles o expulsen jugadores. Llegó la hora de descolgar el teléfono rojo y hablar con Jorge Pérez, el eterno secretario de la Federación y pedir explicaciones. El Nàstic desde la llegada de Vicente Moreno ha entrado en una nueva dinámica, la del empate, que a partir de la mañana de Reyes en Lleida debería reafirmarse en triunfos.

El equipo ha ganado en solidez, en recursos, tiene mayor presencia en el centro del campo y ha logrado formar un once titular más sólido. El equipo valenciano que carece de raíces históricas pues fue concebido a golpe de talonario en el 2009, solo había concedido tres empates en los encuentros en su Polideportivo Municipal, por tanto un empate (gol de penalti en contra y dos tantos anulados) puede darse por bueno. Me alegro del primer gol como granate de Xisco Campos, uno de los jugadores con más identificación con estos colores.

El Nàstic cierra el primer capítulo de la Liga con 27 puntos (si el play of puede estar sobre los 66 puntos) debería sumar 12 puntos más en la segunda vuelta, que no significa ninguna proeza y está a su alcance. Durante el actual curso el club ha vivido demasiadas acciones externas no deportivas que han diluido la esencia fundamental: centrarse en la Liga. Más visitas a los juzgados que todos los colaboradores de Sálvame juntos; desajustes con Hacienda que deberá de pagar (el Nàstic no es la Infanta); pendientes de una Copa del Rey con trampa (lo del doble partido con un Primera es jugar con las cartas marcadas) y encima la acusación de amaño de partidos (en Segunda B, que me perdonen las casas de apuestas, es querer comparar las ganancias de un Casino con las de un Bingo); jugadores que están, cobran pero no hacen nada (como algunos senadores); un cambio de entrenador precipitado (es el peaje a pagar por depender de una empresa que busca resultados a la corta) y los ardides de algunos clubes dispuestos a cobrar ventaja antes del partido (Sant Andreu jugando en un campo impropio teniendo el suyo a punto, en Elx jugando en el de entrenamiento un miércoles a las 4 de la tarde o frente al Huracán con menos de 48 horas de descanso).  Y para más inri 17 postes en 19 jornadas y dos penaltis fallados.

Solamente que en la segunda vuelta se vuelva a un clima de normalidad y que la suerte se comporte como no lo ha hecho en la primera vuelta, el Nàstic llegará a tiempo de jugar la fase de ascenso. Feliz Navidad a todos. En la próxima entrada al blog, aprovechando el parón liguero, les contaré el tema de las compras y ventas en el fútbol que he visto que cada vez resultan más imposibles de ejecutar.

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