domingo, 10 de julio de 2016

Xisco: escudo, brazalete y Tarragona. Hasta siempre, capi.

  Para Pep Guardiola el fútbol es: Idea (la personalidad del equipo), Idioma (la metodología para ponerla en práctica) y Gente (los jugadores ejecutantes). Pues bien yo le añadiría Sentimiento (el plus que ciertos futbolistas bombean desde su corazón). En el Nàstic están prejubilando a los jugadores cuyo rendimiento empieza a declinar y se opta, como en toda franquicia que se precie, de colocar en el escaparate futbolístico gente más joven que pueda entrar en el carrusel de negocio en que hemos convertido el fútbol moderno con la globalización, el entorno mediático y el postureo.

      Hace unos días era Marcos Jiménez de la Espada a quien le indicaban la puerta de salida, ahora le toca al Gran Capitán, a Xisco Campos buscar nuevos horizontes allá por el Bierzo para cerrar su ciclo deportivo. El fútbol es cruel, no conoce los sentimientos, se ha (o lo hemos) convertido en un mecanismo frío para generar dinero. El ADN del futbolista de club ya se ha diluido con tanto fichaje en invierno y el verano, incluso se pierde el respeto hacia la liturgia interna de las entidades,  por eso no entiendo que el Gimnàstic (o mejor dicho la SAD) sea capaz de ceder un futbolista a la UE Llagostera dirigida y entrenada por un par de bandoleros.

     Después de 209 partidos oficiales (196 de Liga) y seis temporadas don Francisco Xisco Campos Coll (Binisalem, 1982) se marcha del Nàstic. Un futbolista íntegro, defensa racial, una fuerza de la naturaleza, un terremoto, un huracán, un tsunami sobre el césped, capaz de intimidar a los delanteros rivales o de insuflar coraje a sus compañeros de equipo. Xisco iba al cruce como aquellas locomotoras de chimeneas humeantes que entran raudas en los túneles; Xisco saltaba como si sus botas llevase muelles y se anticipaba a su marcador; Xisco tenía genio y ese puntito de mala leche que están perdiendo los defensas de hoy. Un alazán en defensa, y eso si un poco percherón en ataque (aun qué el gol frente al Mallorca B, lo ponga en duda).

     Xisco llegó a la ciudad con el Nàstic en Segunda y cuando descendió a 2ªB, el mallorquín dispuso de varias ofertas para continuar en la categoría, pero pudo más su corazón que su cabeza y siguió, y se hizo suyo el proyecto del retorno. Lloró de rabia e impotencia en Llagostera porque vivió en primera persona aquella injusticia. Se  conjuró en no volver a fallar, y puso al Nàstic donde lo encontró a su llegada. El año pasado jugó poco (mereció más minutos) y ahora en vista de que su papel seria secundario decide irse. 

   Suerte Xisco, me duele tu adiós, siento que desaparezcan futbolistas que entienden el fútbol como antaño cuando la fidelidad, el idealismo, el sentimiento, la ilusión estaban por encima de los intereses serviles de la economía de los clubes. Se deshace el clan mallorquín, pero tu recuerdo perdura...a ver quien será capaz de alcanzar los 200 partidos vistiendo de grana. Xisco un placer haberte conocido y disfrutado de tu fútbol. 
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