miércoles, 24 de agosto de 2016

En Uche se confía que aporte goles, cuando haya alcanzado su habitual estado de forma.

    El término cenizo los periodistas de mi generación lo hemos utilizado a menudo. Para las generaciones más jóvenes les explicaré que significa: persona con mala suerte o que la trae a los demás. Lo que ignoraba era que en el entorno del Nàstic los cenizos, como las medusas cada verano, se hayan multiplicado. Leer lo que se ha leído a través de las redes sociales sobre el futuro que le espera al equipo tarraconense después de tan solo noventa minutos para juzgar o es de cenizo o de seguidor del Reus.

    Cierto que la crítica es libre pero siempre desde una base sólida que pueda justificarla. La recomendación que les haría al grupo de los cenizos es, primero olvidarse de los nombres que ya no están y (como las golondrinas de Gustavo Adolfo) no volverán: Emaná, Naranjo, Aburjania, Xisco o Marcos. La segunda que dejen tiempo y espacio. La primera parte frente al Lugo fue horrorosa, pero en la segunda se apedazó el partido y al final se logró un empate muy digno.

     Encajar doce futbolistas nuevos de otras tantas nacionalidades distintas y procedentes de ligas exteriores es un trabajo paciente (como acabar aquellos puzzles de 5.000 piezas) y de mucho dialogo. El aficionado debe de confiar en la plantilla y colaborar haciéndose socio, resultó un poco decepcionante comprobar que frente al Lugo (sin televisión) hubo 4.846 espectadores, tres menos que en el inicio de la Liga pasada frente al Albacete.

     Hasta el viernes no cierra la campaña de socios, un consejo desde la experiencia, oídos sordos a los cenizos y a confiar en esta plantilla y especialmente en Vicente Moreno, que también tiene derecho a errar. Hay que llegar a los 6.000 socios.
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