domingo, 5 de noviembre de 2017

Pasado y presente en el Nàstic, Luismi y Mikel.
   
     No se si como un homenaje al autor de Don Juan Tenorio, pero el Nàstic en el José de Zorrilla sacó el libro de cabecera 'Todo lo que debe hacerse para desarmar al rival' para hacer de él una buena lectura y poner la en práctica.  Y tal vez Luis Cesar tenga que acudir al psicólogo para que le resuelva el enigma a su maldición por la que como entrenador rival nunca logra vencer al Nàstic: de 9 enfrentamientos (Racing Ferrol, Poli Ejido, Alcoyano, Lugo, Albacete y Valladolid) 6 triunfos granas y tres empates.

    Los granates frente a los pucelanos fueron solidarios, sufridos y efectivos. El equipo dibujó dos líneas de cuatro muy juntas que impedía articular el juego rápido que le gusta a Luis César y los locales eran obligados a circular el balón en horizontal sin encontrar al referente Mata. Arriba los de Rodri a parte de la presión en algunas jugadas puntuales no podían generar ocasiones porque los futbolistas preferían vigilar la retaguardia que arriesgarse a perder la zona de control; pero el fútbol es caprichoso y si frente al Barça B se crearon doce ocasiones de gol sin acierto, en Zorrilla, la primera entró en la meta de Masip.

   A partir de entonces el Nàstic tiró de manual y siguió ahogando la circulación del balón evitando que los blanquivioleta pisaran su área sin importarle ceder saques de esquina (fueron quince) sabedor de que en centímetros dominaba las jugadas de estrategia. El primer tiempo fue de posesión local pero estéril porque los de Rodri montaron un frontón y en última estancia el meta macedonio se convertía en una segunda pared.

   En la reanudación el Nàstic le puso más intensidad, mayor contundencia a la vez que el Valladolid naufragaba en un mar de dudas. El error de Masip sirvió en bandeja el segundo gol grana y acercaba los tres puntos para Tarragona. A partir de este momento el Nàstic fue superior en defensa, en control de juego y en llegadas a la frontal. A los locales el partido se les hacía largo y los visitantes disfrutaban poniendo en práctica una teoría que trabajan a diario.

   En un encuentro de manual al Nàstic logró un triunfo de mayor enjundia del conseguido en El Arcángel y dando muestras de que ha encontrado, por el momento, la solidez defensiva de la que carecía. Tres puntos que son un balón de oxígeno y que deben refrendarse el domingo frente al Oviedo.

Puntuación 1x1  (Del 1 al 10)

DIMITRIEVSKI (9):  Impecable, taponó su puerta y no dio opciones. Al final acabó con los tacos marcados en la tibia. Un portero que crece a cada partido.
KAKABADZE (8): Otro que mejora a diario, asistió en el primer gol, penetró por su banda y defendió con algún susto.
JAVI JIMÉNEZ (7):  Pegado a la línea de cal fue estilete en ataque, tuvo algún error en defensa que el mismo enmendó.
SUZUKI (6):  Discreto. Hizo dos manos que pudieron derivar en penalti, erró en un par de entregas pero por lo demás ofreció contundencia.
MOLINA (8):  Gran partido de Xavi, mantuvo la delantera rival a raya y apareció en momentos vitales para evitar remates. 
GAZTAÑAGA (8): Abarcó mucho espacio en el centro, cortó avances locales y supo jugar en corto para oxigenar el fútbol.
ZAHIBO (7): Gran faena como zapador, luchó y robó balones; en su debe alguna jugada en la que tomó demasiado riesgo.
DELGADO (7): Peleó más que en otros partidos y colaboró con un maravilloso control en dar el tercer gol.
MIKEL (9): Dos goles, buenas jugadas elaboradas con criterio y un magnífico trabajo de presión al rival. Acabó lesionado.
MANU (6):  Luchó con ahínco y desgastó al rival, pero como delantero atraviesa una crisis a la hora de generar ocasiones.
JEAN-LUC (7): Marcó un gol de pillo, el de la tranquilidad. Le falta aún aquella chispa que le hacía desbordar.
ABRAHAM (6): Se le vio poco. Cerró el carril zurdo pero no pudo elaborar jugadas. Eso si refrescó el centro del campo.
PERONE (7): Salió para reforzar el eje, pasando Molina al centro del campo. Cumplió y pudo descolgar todos los balones que los locales escupían.
BUSTOS (5): Otro cambio para dar frescura al equipo, pero no apareció.
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