El Nàstic se dejó el luto en el vestuario
Álvaro imprimir un plus de calidad en el apartado ofensivo del equipo.
Como los personajes femeninos de García Lorca tan herméticos y dispuestos al duelo (Yerma, Bodas de Sangre o Bernarda Alba), el Nàstic de Rodri en el Nou Estadi se había acostumbrado a vestir de luto, a perder la sonrisa y sumergirse en la oscuridad. Un fútbol carente de alegría, sombrío, aburrido y triste. Los noventa minutos eran hora y media de aflicción, pesadumbre y desconsuelo. Frente al Cádiz algo cambió.
El equipo de Nano se dejó el luto en los vestuarios, destapó el tarro de la esencia futbolística y derramó un juego alegre, abierto, risueño e ilusionante. Fue otro Nàstic que logró rapidez en la defensa (Pleguezuelo), firmeza en la zona ancha (Fali), imaginación en el territorio de creación (Márquez), profundidad de calado por las bandas (Tete y Álvaro) y amagos de amenaza de gol (Manu y Mesa). Era un Nàstic diferente ante un rival complicado.
El Cádiz siempre fue un asiento para grandes y míticos jugadores como Baena, Blanco, el inigualable Mágico Díaz, Sandokán Juan José, los hermanos Mejía, el eterno Armando bajo los palos, Barla, Migueli o nuestro conocido y recordado bisho Bezares. El entrenador amarillo, Cervera, armó un once compacto, tupido sin dejar rendijas apoyado en dos bólidos (Álvaro y Salvi). Los gaditanos demostraron oficio y que están arriba por merecimientos propios. Para mi un firme candidato al ascenso directo.
Los granates dispusieron de cuatro ocasiones claras que el veterano Alberto Cifuentes (próximo a cumplir los 500 partidos) se encargó de abortar. Los visitantes dispusieron de una, diáfana, en el área pequeña de Carrillo que Dimitri resolvió. Fue un cotejo bonito, vibrante y extremadamente deportivo.
El partido dejó buenas percepciones. El equipo no renunció al balón, fabricó un fútbol de cualidad recuperando el juego por las alas y sobre todo tabicando la defensa para no dejar grietas; además se generaron ocasiones y el único pero al trabajo colectivo fue un descenso físico en el ocaso del partido. Cierto que el Nàstic necesita partidos para que los jugadores entiendan el tercer proyecto de la temporada.
1x1 (Puntuación del 1 al 10)
DIMITRIEVSKI (8): Poco exigido se mostró atento y seguro, salvó un gol a bocajarro. Jugó bien en largo.
KAKABADZE (8): Mejorado en defensa, un puñal en ataque pero le sobre un último regate. Centros precisos.
MOLINA (6): Tuvo un par de errores en el pase, por lo demás fue un fortín atrás; avizor en los balones divididos.
PLEGUEZUELO (8): No anda sobrado de centímetros pero posee sentido de la anticipación, visión de juego y una enorme serenidad.
ABRAHAM (7): Vigilante en defensa, preciso en el corte y con una enorme vocación atacante. Cuajó un buen partido.
FALI (7): Un ciclón, siempre apareció. Se fajó en la zona ancha y dio contundencia al equipo. Debe reprimirse en alguna acción y bajar las revoluciones.
MÁRQUEZ (8): Puro talento. Buena conducción, oxigenó el juego y se permitió el lujo de probar el disparo. Ha de ser fundamental en la creación de fútbol.
TETE (6): Intenso en el trabajo, pero le falta una pizca de rapidez a la hora del remate. Colaboró en tareas de auxilio defensivo.
ÁLVARO (7): Letal en los metros finales, su posición en banda le hacen menos resolutivo. Los rivales le dejaron poca maniobra.
MAIKEL (7): Por dentro es más peligroso, aparece más y pisa área. Dispuso de un par de ocasiones en una se entretuvo en exceso.
MANU (7): Jugó con molestias pero como siempre pescó balones y abrió para los compañeros. Estuvo siempre muy vigilado por la defensa menos goleada de la categoría.
DONGOU (4): Sigue sin aparecer, prácticamente no intervino en el partido. Le falta motivación.
DUMITRU (7): Potente, técnico, rápido y vertical. Filtró dos balones de gol. Puede aportar mucho por la banda.
MATILLA (6): Salió para poner orden y conservar el punto. Supo hacerlo asumiendo pocos riesgos.
NANO (8): Planteó un partido con coherencia y sensatez. Aportó seguridad atrás, fuerza en el medio campo y recuperó el juego de extremos. Su planteamiento se hizo merecedor de los tres puntos.
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