lunes, 4 de mayo de 2020


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Un futbol sin público no es futbol (Cesar Luis Menotti)

Llevamos 52 días de confinamiento y con la voluntad del gobierno de prolongar el estado de Alarma hasta el lunes 25 de mayo. Nos hemos habituado a una vida sedentaria, de interior, como ciertas plantas y nos hemos deshabituado de la vida social: dejamos de ir al cine pero tenemos la tabla de salvación de Netflix; no podemos asistir al teatro y los suplimos con algunas obras colgadas en YouTube; tampoco vamos a los restaurantes aunque algunos en sus casas emulen a los concursantes de Masterchef; y naturalmente llevamos dos meses sin acudir a un campo de futbol pero sin alternativa posible.

Vamos camino de ingresar en la cultura del deshabito. Ignoramos cuando llegará la normalidad, una normalidad que no será la normalidad de antes, será una nueva normalidad basada en el control, el recelo y el miedo. Decía Menotti, el otro dia, que el futbol sin público no es futbol, y este es el futuro inmediato que nos espera. Estadios silenciosos y vacíos donde los futbolistas jugaran exclusivamente para un público de sofá y pantalla. Y más esperpéntico en Tercera División y categorías autonómicas que sin televisión jugarán para nadie o si para el acta del colegiado.

Los aficionados de los equipos de futbol sufrirán una diáspora, unos pocos continuarán fieles al escudo y los colores; otros renunciarán y se atrincherarán en el salón de su casa por temor a un rebrote del CVID19 o por una angustiosa situación económica; algunos buscarán otras opciones para su tiempo de ocio. A partir de ahora la economia será la pandemia del futbol modesto.

El hábito suele preceder a la rutina pero la costumbre también marida con el deshabito. Ahora es tiempo de pensar ya en la próxima temporada (podrá comenzar a finales de agosto?) y analizar el escenario que nos espera, un escenario escarnecido por la crisis global que todos afrontaremos; las instituciones (Comunidad Autónoma, Ajuntament, Diputaciones) cerrarán el grifo a las ayudas al deporte porque habrá otras prioridades básicas; empresas que deberán dejar el patrocinio de los equipos porque primero tendrán que pensar en su supervivencia; clubs con la mitad del número de socios y sin espectadores durante medio año; futbolistas que tendrán que rebajar sus contratos casi al cincuenta por ciento. Qué futbol nos quedará?

Y si, tal vez pensar en el futbol cuando en el país cada día aún fallecen más de 200 personas es un pelin perverso y egoista. Como aconseja la OMS hasta que no exista la vacuna, nada de masificación en ningún evento.
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