martes, 4 de septiembre de 2018


Bar Gimnàstic, Rambla Nova años sesenta. Lugar de las tertulias.


Ignoro si les gusta que de vez en cuando vuelva la vista atrás pero no para buscar ninguna senda como decía Antonio Machado. Mirar al pasado para ver como cambió el futbol. Antes las tertulias, los foros actuales, las críticas despiadadas se hacían al mediodía en la barra de un bar con una caña y una tapa de berberechos; o por la tarde en los cafés en las mesas de tapete verde para jugar la partida de mus o dominó con la compañía de un carajillo y una vieja faria. También en el trabajo se comentaba la pifia del delantero en el último partido o aquel gol anulado. Nosotros en aquellos años sesenta en el patio del colegio La Salle durante el recreo poníamos a parir al defensa expulsado o a la desidia del extremo derecho. Y a la salida de l'Avinguda Catalunya después del encuentro los grupos de aficionados solían hacer el uno por uno con dosis de mala leche abundante mientras hacían el regreso a casa.

Era un ejercicio habitual, primero porque todo el mundo se las daba de entender de futbol, segundo porque había pocos cauces de comunicación y tercero porque los comentarios corrosivos e insultantes a veces, no solían diseminarse por la ciudad. Jugadores, directivos y entrenadores quedaban un tanto inmunizados a los improperios y groserías de los depredadores de las gradas. No olvidemos que en aquella década asistían a los partidos unos 6.000 espectadores en una ciudad con la mitad de habitantes de ahora.

Hoy las redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram...pueden convertirse en armas de destrucción masiva. Cierto que todo el mundo tiene el derecho a opinar, pero se supone que con una sólida base cuando se realizan aseveraciones tácticas y técnicas que hacen sonrojar de vergüenza al leerlas. Escribir sin un mínimo respeto a directivos, jugadores y cuerpo técnico; lanzar mensajes falsos (o por lo menos no contrastados), magnificar los errores para crucificar al sujeto; deslizar frases lesivas hacia los protagonistas del partido y entrar en intolerancias hacia otros seguidores por no estar de acuerdo con sus comentarios son hechos demasiado usuales.

Tres jornadas y las redes sociales estan ardiendo con un maniqueísmo impropio de personas adultas. Es evidente que el Nàstic ha comenzado mal, muy mal, que se ha fichado mal, muy mal, que desde la grada se observan las debilidades del banquillo, verdad que miras el calendario y entran escalofríos, pero es necesario echarle más gasolina al fuego o no seria mejor ir a buscar agua para apagarlo lo más pronto posible?

Ahora las tertulias de BAR han pasado a ser de VAR.
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2 comentarios

M'he quedat molt sorprès amb la dada d'assistència de les 6.000 persones en aquella època. Hem perdut en aquest aspecte i amb d'altres de les xarxes socials també

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Llevas razón amigo Enric, las nuevas tecnologías han despertado a esa fiera que lleva dentro la jauria humana hasta unos límites insospechados en la época que describes y que yo también conocí. Saludos.

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