martes, 7 de julio de 2015

Mossa indicando lo que tocó el Nàstic...el cielo.
   
    Hoy escribo con el corazón y dejo descansar al cerebro para que las neuronas se tomen un día de fiesta y se refresquen. Es necesario que nuestros sentimientos pasen la ITV para que no se despeñen en cualquier curva de la vida. Todos al nacer tenemos el destino marcado, con los años tomamos decisiones y optamos por el cambio: cambiamos de domicilio, de población, de trabajo, de coche, de partido político (existe mucho chaquetero), incluso de pareja, pero saben lo que nunca se cambia?, a lo que jamás se renuncia?, al amor a unos colores, a un club de fútbol. Los nastiqueros guardamos en el centro del corazón una historia de amor en rojo (Love story in red).

      Quienes nos curtimos en el amor en rojo desde los años sesenta en las gradas de cemento de la Avinguda de Catalunya comprendemos y alimentamos la pasión hacia el Nàstic, por eso es preciso disfrutar del AHORA, pero sin olvidar los avatares del ANTES, ni renunciar a mayores glorias del DESPUÉS. Quienes militamos en las filas granates (sucedáneo de rojo) hemos hecho del sufrimiento nuestra bandera, hemos derramado lágrimas de impotencia, hemos errado por campos miserables, hemos aguantado el infierno procurando quemarnos lo menos posible y al final en una catarsis celestial hemos vuelto a la gloria. Esa es la grandeza del deporte.

     Para quienes creemos que el fútbol es una liturgia donde la mística se transforma en arrebato hoy, a punto de comenzar una nueva temporada, miramos al Nàstic y vemos a una ave fénix resucitada que está curando sus heridas económicas y que inicia un vuelo deportivo con un destino elevado por encima de la Liga Adelante.  Somos un ejército pacífico de miles de gargantas capaces de empujar a un equipo hacia el triunfo, somos una legión de militantes que sueñan con colaborar con su aliento a aterrizar de nuevo en la Liga de las Estrellas.

     El Nàstic nos une, nos engrandece, nos hace sentir especiales, reivindicamos nuestra D.O (Denominación de Origen)  hartos de vivir a la sombra del Barça. Comienza una nueva aventura de un club con 130 años de historia y una sección de fútbol centenaria; para este viaje a la gloria hace falta una absoluta comunión entre directivos, cuerpo técnico, plantilla, socios y aficionados. ¡Qué la suerte nos acompañe¡

PD.- Parodiando una frase de Casablanca, siempre nos quedará París, nosotros podemos decir siempre nos quedará Llagostera para lamernos las heridas ahora que estamos donde nos corresponde y otros siguen estando donde NO les corresponde.
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