Al borde de un ataque de nervios

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'Super-López', ayer Alex fue el mejor y anotó dos goles.

    Que marques cuatro goles fuera de casa y no ganes es inaudito y que encima remontes un 3-1 para ponerte 3-4 y acabes cediendo dos puntos es simple esquizofrenia futbolística. No ganar en Elx ya entra en los cálculos estadísticos pues de dieciocho visitas jamás se logró la victoria. El Nàstic por quinta vez en su historia sumó su un empate a cuatro (en casa frente a Gavá, Alicante, Recreativo y Córdoba) y del Martínez Valero el primero como visitante.

    Que sucedió en Elx para que se produjera tal catarata de goles?, en primer lugar que la defensa granate pareció un queso emmental (no confundir con gruyere) por la cantidad de agujeros mostrados; la parte de atrás zozobró cual embarcación de recreo en pleno temporal; no hubo sujeción en las marcas, desajustes zonales y errores encadenados. Otro problema vino por la disposición táctica: línea de cuatro en la zaga, línea de cuatro arriba y en el eje para fabricar fútbol dos hombres ninguno de ellos con perfil creativo.

     El inicio del encuentro fue como el primer día de rebajas: la locura; el balón iba, sin pausa, de un campo a otro lo que originó dudas en ambas defensas y las consiguientes ocasiones. El temprano gol de Alex López (el mejor del partido) no supo aprovecharlo el Nàstic parando el juego y marcando un ritmo pausado. Sin pestañear Nino, volteó el marcados en dos remates en el área pequeña más solo que Tom Hanks en Náufrago. Luego la puntilla vino en una falta que se comió el chino Saja. El partido pareció sentenciado.

   Pero la entrada de Jean-Luc, Emaná y Maloku (y más por la salida de Gerard, Uche y Rharsalla) el Nàstic echó más madera a su juego de ataque y porfió en busca de aminorar distancias. En un plis plas, Tejera de penalti (mal tirado), Alex y Jean Luc, pusieron la pica en Flandés e iban camino de romper el maleficio de no ganar nunca en la ciudad de las palmeras. Pero un zurdo Dorca engatilló con la diestra y puso el empate a cuatro en el marcados. De ahí hasta el final nervios, zozobra e incertidumbre. 

    El Nàstic que ayer recibió un arbitraje condescendiente (perdonó la expulsión a Iago por un codazo a Nino y dos posibles penaltis) se fue de Elx con un punto bipolar (excelente con el 3-1 y pésimo con el 3-4). Fútbol es fútbol, como dijo hace muchos años Boskov. El domingo frente al Valladolid la primera victoria no puede esperar más, eso sí primero hay que zurcir la defensa y conectar la wifi en el centro del campo para evitar la desconexión.

1x1 (Puntuación del 1 al 10)

SAJA (4): No tuvo su tarde. Falló en el tercer gol y pudo hacer más en el segundo. Acusó la inseguridad de su defensa.

SUZUKI (4): Sufrió mucho en la banda, le desbordaron por velocidad. Mejoró en la parte final.

MOLINA (4): Incómodo, demasiadas dudas. Le pudieron sus rivales. Faltó entente con sus compañeros.

IAGO (1): Falló en los dos primeros goles; se salvó de roja directa en el codazo a Nino; arriesgó en una jugada en la lateral (para mí penalti), acabó expulsado. Necesita un largo descanso.

MOSSA (5): El único salvable de la zaga, apareció poco por arriba pero bastante faena tenía en tapar agujeros atrás.

ZAHIVO (4): Ayudó poco en la tarea de contención, lento en alguna acción. No participó en la construcción de juego.

TEJERA (6):  Intentó poner cerebro en el centro, engarzó jugadas de ataque y se responsabilizó de lanzar el penalti.

GERARD (6): Cambió de posición y se mostró persistente e incisivo, pero con poca efectividad.

UCHE (5):  Dispuso de un mano a mano que volvió a desperdiciar, muy perdido como media punta.

RHARSALLA (4): Estéril, empecinado en la jugada individual. Le faltó movilidad.

ALEX  (9): Dos goles y las jugadas de peligro más brillantes. Necesitaba un partido así para adquirir mayor confianza.

JEAN-LUC (8): Fue un estilete por la derecha, velocidad y ganas. Marcó un gol. Debió haber entrado antes.

MALOKU (6): Aportó control de balón, tapó bien la salida ilicitana y se le vio con talante ofensivo.

EMANÁ (6): Movilidad, presión y sensación de que merece más oportunidades.

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