VÉRTIGO
...Y si se desgaja la punta de hielo de la montaña?. Lo mejor es no asomarse al precipicio.
Vamos a hacer un breve análisis, no de la película de Hitchcock que lleva el mismo título que esta entrada en el blog, sino del delicado momento que sufre el Nàstic que ha vivido una metamorfosis en los últimos cuatro meses ha pasado del yang (felicidad) al ying (dolor) en términos taoistas.
El cambio de actores para interpretar la misma obra no ha resultado. Catorce incorporaciones (si sumamos a Boiro un senegalés que se han sacado de la manga en la última semana), catorce nacionalidades distintas. Acoplarlos lleva más trabajo que finalizar un puzzle de cinco mil piezas.
Realmente el gran gran problema que atenaza a los futbolistas es el reconocerse incapaces de ganar un partido de Liga después de once jornadas disputadas. Admitiendo que el nivel de calidad de la plantilla ha descendido un par de escalones, que las pequeñas lesiones y las convocatorias de las selecciones han mermado de efectivos el once titular, no es normal que el Nàstic aún no haya estrenado el casillero de triunfos.
Todos andamos preocupado, la situación es comprometida y entra el vértigo cuando observas la clasificación con el Reus acariciando la cima y el Nàstic en la sima hundido en busca del oxígeno que le pueda dar la primera victoria, sin ir más lejos el domingo en tierras andaluzas.
Insisto en lo que apunté en otros comentarios ahora hace falta una labor más de diván que de césped. Un baño de autoestima, un masaje de confianza para recuperar el ego de los jugadores para que hagan piña. Creen que la colla Jove dels Xiquets de Tarragona hubiesen logrado el 'tres de deu amb folre i manilles', si no hubiesen creído en sus posibilidades?
Ganar, ha de ser la consigna en Almería con la primera victoria, volverán (no las oscuras golondrinas) sino la serenidad y la confianza. Ganar es sinónimo de paz en el entorno grana donde ya han aparecido los primeros síntomas de nervios.
Optimista?, me preguntan aficionados por la calle o en las redes sociales. Sí, con cierto resquemor y es que a mí también me puede el vértigo, incluso cuando me asomo al Balcón del Mediterráneo.
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