martes, 17 de enero de 2017

 
Cuando el objetivo de parezca imposible, no cambies de objetivo, busca un nuevo camino para llegar hasta él. (Confucio)

    Borremos la primera vuelta de la Liga y centrémonos a partir de ahora,  como si se tratara de la Liga Argentina -campeonato que se juega a una sola vuelta, en el devenir. O sea que en Lugo comenzamos la campaña de la 1,2,3 a 21 partidos y que necesitamos sumar 31 puntos de 63 posibles. Si olvidamos las calamidades vividas desde agosto y oteamos el horizonte tal vez podamos ver un soleado amanecer.

    No estaría de más, si se pudiera, contratar a un magnífico informático que fuera capaz de resetear los cerebros de la plantilla del Nàstic para que desaparecieran del disco duro del coco los veintiún encuentros disputados en los que primó mucho más el lado oscuro y las amarguras que los momentos de placer para degustar un buen fútbol.

    Resetear (creo que la RAE aún no aceptó el neologismo) incluso la mente de algunos aficionados que miran con recelo y desconfianza el futuro del equipo; resetear, como no, las neuronas de la agresividad y que no desemboquen en tarjetas sin sentido, en deslenguadas contestaciones; resetear para inyectar una gran dosis de ilusión, confianza, anhelo y seguridad; ah¡ y porque no un ápice de quimera. 

     Ahora toca mentalizar al equipo,  darse un baño de autoestima en la piscina de la egolatría, reencontrarse con el karma y sobre todo echar una ojeada a la centenaria historia del Nàstic para imbuirse de sus gestas. Para lograr lo posible hay que intentar lo imposible; y todas las cosas son imposibles mientras lo parecen.

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