El día después
Cuánto añoro compartir contigo, Nou Estadi, una tarde de futbol.
Existe un sentido muy afilado hacia
el tremendismo que el ser humano suele poner en práctica cuando la situación se
lo permite. ¿Cuándo se podrá comenzar a jugar con público en los estadios?, el
margen temporal, en estos días no tiene desperdicio, hay quien argumenta que, a
partir de setiembre de manera gradual, otros lo dilatan hasta diciembre, los más
cautos abogan para marzo cuando se cumpla un año de la aparición de la pandemia
en Europa, pero el grupo de agoreros sitúan la luz verde para el inicio de la
temporada 2021/22.
En el universo del futbol no suelen
existir los términos medios, siempre se pasa del negro al blanco, del mucho al
poco o del cielo a los infiernos. Ahora con el Coronavirus hemos entrado en el
contexto de la adversidad, nos hemos tuneado en la piel que la que se avecina
es un castigo divino por no haber cuidado del planeta y que el túnel que nos
espera será más largo que el del Canal de la Mancha.
Y dentro de este hundimiento,
desplome o cataclismo del bienestar, la abundancia y el confort el futbol será
un actor muy secundario, de aquellos que en las pelis americanas tiene a
lo sumo dos frases. Que más da que las competiciones se cierren como están sin recompensas
ni expiaciones, porque si hay ascensos debería de haber descensos. Y en que
condiciones se iniciará la temporada 2020/21?
¿Saben que puede pasar a partir de
ahora? Pues que las personas valoremos mucho más aquellas pequeñas cosas que
ahora no le dábamos importancia.
Un beso, un abrazo, una caricia, una
carantoña, un mimo, una buena paella en el restaurante Xaloc del Serrallo, una
puesta de sol en l’Arrabassada, un tres de nou amb folre a la Plaça
de les Cols, una Guiness en la barra de la Amsteleria, una
obra de teatro en la Sala Trono, un buen estreno en alguna sala de los cines
Yelmo…
Y los futboleros tendremos que poner
a punto el reloj grana, vibrar, trepidar, sufrir, disfrutar, resignarnos, regocijarnos,
llorar, reír, pero nunca desfallecer o desanimarnos.
Con ganas del ritual, de la
liturgia de cada domingo de futbol por la tarde, de zambullirnos en la catarsis
futbolera: comenzar con la habitual ceremonia de bajar al garaje para coger el
coche e ir hacia el Nou Estadi escuchando a Jordi Blanc y Tere Ortega;
aparcar en tu plaza de parking; acceder por la puerta Valero Serer y subir a la
tribuna superior para sentarte en la incómoda silla de la cabina en compañía del
Cap de Premsa Adri Batista; y aguardar a que el árbitro del primer partido en
casa haga sonar el silbato para recordar en la memoria a los miles de
fallecidos como consecuencia del COVID-19. Espero este día con impaciencia y
que no tarde demasiado.
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