miércoles, 7 de enero de 2015



       Existe un espécimen de futbolistas que sin ellos desearlo se sitúan (o mejor les sitúan) en el ojo del huracán.  Ejemplos mediáticos los encontramos en Rexach (Barça), Guti (R. Madrid), Sarabia (Athletic) o Reyes (Sevilla); son jugadores que por sus características (casi siempre delanteros) penan más sus fallos que premian sus aciertos. El fútbol es un deporte de equipo en el cual para que algunos luzcan otros deben de realizar una labor oscura e ingrata. Hasta hace pocas temporadas no figuraban en ninguna parte las asistencias de gol, al contrario que en el Basket, y a través de ellos podemos comprobar las aportaciones de ciertos jugadores.

      Los aficionados suelen repartir sus simpatías de manera aleatoria en ocasiones, pero a veces las antipatías (o mejor las críticas) suelen sustentarse sobre cimientos de gelatina. El maximalismo es un axioma del fútbol, hoy eres el mejor y mañana pueden pedir tu cabeza. Cada vez más el fútbol es una amalgama de condicionantes tácticos y de situaciones conceptuales que obliga a quienes nos dedicamos a la crítica (o mejor a la reflexión) a valorar todas las circunstancias que recaen sobre cada futbolista.

     Marcos Jiménez de la Espada Martín (suerte que en Segunda B no se puede poder el nombre y apellidos en la camiseta) es un delantero mallorquín (o mejor, de Pollença) que ha disputado en Liga con el Nàstic 103 partidos y ha marcado 31 goles (que no está nada mal), pero algún sector de la afición grana lo ha puesto en el punto de mira de forma harto injusta. Marcos o Jiménez o De la Espada, como se le ha ido variando el nombre de guerra, es un futbolista fundamental en el esquema del equipo a pesar de que esta temporada ande reñido con el gol.

      Como punto de referencia en el ataque grana, Marcos peina casi todos los balones, cae a las bandas para dejar espacio por el centro, sabe proteger el balón con su cuerpo, brinda asistencias a sus compañeros, lanzador de penaltis, listo en el uno contra uno y posee una técnica nada desdeñable. A sus 29 años la suerte le ha sido esquiva y no le ha permitido jugar en Segunda A, categoría en la que puede militar. Marcos tiene perfil de triunfador y posee un don aún más preciado: luchador. En la galería de grandes arietes que han militado en el Nàstic (Peralta, Serer, Gallastegui, Masqué, Cunillera, Castillejo o Diego Torres) Marcos Giménez de la Espada Martín, ya se ha hecho con un puesto.
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1 comentarios :

Marcos es un grande! Respeto la opinión de todo el mundo, pero Marcos es uno de los mejores jugadores de la segunda B (por lo menos del grupo III). Lo ha demostrado durante varias temporadas partido a partido con su trabajo y entrega en cada partido. Mucha suerte tanto para este fantástico jugador, como para el equipo

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