miércoles, 6 de mayo de 2015

David Mateos Rocha, Cáceres 1985

   Todos conocemos la historia que cuenta la Biblia (el libro más vendido de la historia por encima incluso que las memorias de Belén Esteban), sobre el pequeño David que era hijo de Jesé (no el del Real Madrid) y Samuel (tampoco el central merengue) que se enfrentó a los filisteos que disponían de un gigante descerebrado (no, no era Ibramovich) Goliat que se adelantó y desafió al pequeño David, este cogió una Honda (que no era ninguna moto japonesa) le puso un guijarro y le lanzó un trallazo (como los de Roberto Carlos, pero con el brazo) y le dio en toda la frente, una vez desplomado el gigante tomó su espada y le cortó la cabeza, convirtiéndose en el héroe de los israelitas.

    El Nàstic también tiene a su héroe particular, se llama David, pero es el Goliat del centro del campo.  David Rocha Mateos, a sus treinta años ha alcanzado su madurez como futbolista y ha tomado el relevo en la historia del Nàstic de los grandes cerebros: José Manuel Prieto, Rafa Martínez, Juanma Rubio, Toni Pinilla, Abel Buades o Fernando Morán. Jugadores que poseen un duende o un pellizco como dicen los flamencos. Jugadores que ven el fútbol unas décimas de segundo antes que sus compañeros.

   David Rocha además es ambivalente: sabe construir y sabe destruir. Adormece el partido cuando hace falta y lo impregna de ritmo cuando el desarrollo del mismo lo solicita. Esconde el balón, dribla hacia dentro, busca los espacios y oxigena el juego cuando el rival ahoga en la presión. David procesa el partido y ofrece alternativas a sus compañeros. Es el cerebro, la materia gris del equipo. Además le pega bien al esférico y tiene un disparo letal. 

    Junto a Vicente Moreno, el extremeño ha sido uno de los responsables de las dos grandes temporadas que ha firmado el Nàstic. Desarrollar un fútbol de quilates en Segunda B es harto difícil, complicado, Rocha sabe tirarse el equipo a la espalda y dar respuesta a incógnitas que todo partido de fútbol ofrece sobre el césped. Rocha además, y eso no todos los artistas del balón lo saben hacer, se implica en cada jugada, en cada instante del encuentro. David Rocha es un lujo para el Nàstic al que solamente le falta en su carrera un ascenso y que puede lograr el mes que viene.
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