domingo, 3 de mayo de 2015


Pasillo de campeones,.,antes del partido.

    La victoria del Olímpic antre el Nàstic fue lo único positivo del fin de semana para su presidente Alfonso Rus, un acumulador de cargos profesional al que han imputado y sigue aferrado a la silla de Presidente de la Diputación y alcalde de Xàtiva. Un personaje tan peculiar que llegó a prometer traer la playa a la localidad setabense si sus vecinos le elegían alcalde, lo hicieron (ilusos) pero no hubo playa. El presidente del club de fútbol está inmerso en tres procesos judiciales, por cierto, adivinaron a que formación política pertenece, al Partido Popular, ¡bingo'.

    El Olìmpic puede alardear de ser el único equipo del grupo III de Segunda B que logró marcarle cuatro goles al campeón. Y a que se debió el accidente?, pues que los experimentos con gaseosa a veces pueden estallar en las manos. Vicente Moreno introdujo hasta siete novedades con respecto al once inicial de la jornada anterior (uno era obligado por la sanción a Rayco) y la metamorfosis recordó un poco a la novela de Kafka porque el Nàstic sufrió una mascletá fallera en sus propias narices. Los tarraconenses acabaron jugando con dos defensas Manolo y Molina (y ninguno es zaguero nato), y con una relajación lógica porque después de 35 jornadas de tensión constante era normal, hasta cierto punto, que el equipo jugara con el pie fuera del acelerador. 

       El partido pasará a la historia grana por el pasillo de campeones que le hicieron los locales y por el primer gol de Xisco Muñoz, pero no por el fútbol trenzado por los granates. Quién lo sentirá más será Tomeu Nadal, el buen portero balear, porque no merece acumular seis goles en dos partidos jugados. Echando una ojeada a la clasificación la derrota en tierras valencianas es pura anécdota y no debería de encender ninguna alarma. Eso si, el equipo no puede desconectarse en los dos últimos partidos porque al play off deberá de llegar enchufado y con las baterías cargadas. 

      Me parecería de un surrealismo digno de don Luis Buñuel que la afición granate caiga en el derrotismo y le asalten las dudas. En Segunda B  no existen los partidos de baño y masaje, y como decía Jan Laporta, ¡hay que estar al loro¡. 
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