sábado, 15 de agosto de 2015



Equipo temporada 1972/73. José-Luis; Ángel, Sintes, Lolín, Laguna, Rojas; (debajo) Taisma, Solé, Gallastegui, Diego y Alarcón.

      Todos con el paso del tiempo vamos esculpiendo en el recuerdo aquellos instantes que significaron algo: el primer beso, el título al concluir los estudios, la primera novia, el primer desengaño, y porque no el primer partido de fútbol, en mi caso el primero no queda del todo nítido porque se mezclan colores de camisetas, rivales y jugadores granates. Pero el recuerdo que tengo guardado y hoy quiero compartir con todos mis lectores fue: mi debut (como espectador) en Segunda División.

       Acostumbrado al juego de Tercera División (aunque el del Nàstic estuviera muy por encima de la mayoría de equipos) durante diez temporadas desde 1961 a 1971 el estreno en la categoría de Plata fue un hecho histórico, emotivo y novedoso. Fue el sábado 10 de setiembre de 1972 en el Nou Estadi a las 21 horas frente al Barakaldo (el estreno real había sido una semana antes en el Narcís Sala frente al Sant Andreu con triunfo granate 1-2, goles de Gallastegui y Alarcón, y Silvestre el local).  Antes de iniciarse el partido actuó la recién creada banda de Trompetas y Tambores de Bonavista.

        El Nàstic venció con claridad, a los 10 minutos Alarcón a pase de Diego y de tiro raso puso el 1-0 en el marcador y doce minutos después Gallastegui robó un balón en la frontal y de tiro cruzado sentenció el partido disputado ante unos 7.000 espectadores. Estos fueron los onces iniciales, Nàstic; José-Luis; Ángel, Sintes (Basterra, m.25), Lolín, Laguna; Rojas, Nájera (Amat, m73), Reina, Gallastegui, Diego y Alarcón. El Barakaldo alineó a Bilbao; Carlos, Echebarría (Gorostiaga), Arechalde, Víctor, Ramírez, Dani, Ibarriondo, Larreina, Urruchurtu y Ortíz. El entrenador granate era Vicens Dauder y el vasco Eusebio Ríos.

    De los vascos destacaban Echebarría (internacional con España en su etapa del Athletic) y tres jóvenes que llegarían a formar en San Mamés, Dani y Carlos (serian internacionales) y Urruchurtu. Arbitró el madrileño Cabezas Candela que mostró un cartulina blanca (aún no eran amarillas a Victor). Aquel día en el Nàstic sobresalieron los delanteros Gallastegui y Alarcón y, creo recordar, que algunas jugadas salidas de la maravillosa zurda del cordobés Diego Moreno.

     Sentado sobre el cemento de la Preferente en una fila intermedia y cerca del centro del campo descubrí que la gran diferencia del fútbol de Tercera a Segunda estaba en la velocidad y claro está, acierto, con que se movía el balón. Más toque, más espacio para jugar, más calidad individual y menos brutalidad en las defensas.  Era un fútbol más espectacular...con jugadores que no hacía tanto habíamos coleccionado en los cromos que cambiábamos en el patio de La Salle.

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