martes, 15 de septiembre de 2015

Nàstic 1 - 0 CF Reus Deportiu
Para los desmemoriados, de ésta imagen solamente han transcurrido cuatro meses...

    Según definición de la RAE la bipolaridad, es un transtorno que se caracteriza por la alternancia de períodos de euforia y excitabilidad y períodos de depresión. Pues bien este transtorno, no diagnosticado, suelen padecerlo una gran mayoría de aficionados al fútbol en cualquier rincón del planeta. Una semana pueden subir hasta el cielo de la gloria y siete días después caer en las llamas del infierno. En el mundo del balompié no existe el termino medio: se ama o se odia. Tal vez sea esta una de sus grandezas, porque el fútbol es por encima de todo pasión, sentimiento, orgullo, dependencia, euforia y frustración.

   La afición del Nàstic lleva temporada y media sumergida en el orgasmo continuado del triunfo, del gol, ha catado el fútbol delicatessen (exceptuando el atraco a lo Bony & Clay (Oriol & Isabel) de Llagostera; la afición del Nàstic ha vivido instalada en el confort y se ha comportado con euforia y excitabilidad. Perfecto. Pero a las primeras de cambio, derrota en Elx con toda justicia, se ha pasado de manera incomprensible a la depresión, han entrado las dudas, la incertidumbre y el miedo. Malo. No toda la afición, pero si una buena parte.

     En este año y medio los nastiqueros han viajado por el Circuit de Catalunya, todo llano y bien asfaltado, pero al entrar por la puerta de la Liga Adelante te dan el billete del viaje en el Dragon Khan, subidas, bajadas, loopings y acelerones que te cambian el corazón de costado. No es lo que todos desde hace tres temporadas soñamos?, dejar el agujero negro de la Segunda B?, no queríamos volver a viajar por la Galaxia de las Estrellas? El viaje conlleva sus riesgos.

  Sería injusto desconfiar de un equipo, de un cuerpo técnico, por encajar una justísima derrota en la cuarta jornada.  No me asalta ni un ápice de duda de la calidad que atesora la plantilla del Nàstic, creo en un conjunto que tiene personalidad, mantiene una fidelidad enorme a un sistema de juego y casi nunca renuncia a la ambición del triunfo. No fabriquemos ídolos con pies de barro, no convirtamos después de noventa minutos héroes en villanos, no nos instalemos en el país del pesimismo. Después del lapsus de Elx, viene el Mallorca, echemos un paréntesis y hagamos como si el partido del Martínez Valero no lo hubiésemos visto. Seamos capaces de criticar pero sin olvidar el pasado reciente. Yo creo en éste Nàstic, y tu?.
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