jueves, 26 de mayo de 2016

Naranjo, autor del golazo final, pelea con Oier por un balón
Naranjo anotó su gol número 15 esta temporada.

    Las ocasiones de gol en el partido entre tarraconenses y navarros podrían escribirse en un papel de fumar y sobraría espacio. Estaba en el guión. Primordial, como en Corea del Norte, no dejar pensar al rival, amordazar su línea de creación. Cada equipo jugó a ser un martillo pilón para reblandecer la consistencia del contrario. Daba la sensación que cuando un once atacaba el otro tomaba forma de yunque para soportar los impactos.

     A Nàstic y Osasuna solamente les valía la victoria, pero no fueron a buscarla; tuvieron la paciencia necesaria para elegir con precisión el golpe al hígado del adversario para tumbarlo sobre el césped y con el KO cobrar la bolsa de los tres puntos y medio billete para la primera división con permiso del Leganés. Tanto Vicente Moreno como Martín Monreal inculcaron a sus pupilos la necesidad de disponer de la posesión, a base de presión, pero bajo ningún concepto asumiendo riesgos. 

     El primer tiempo tuvo tanta precaución y tanto miedo a encajar un gol que podía convertirse en definitivo que Reina y Nauzet fueron meros espectadores. El trivote grana perdía el dibujo con Aburjania algo incómodo más arriba de lo habitual, Mandinda mas impreciso que de costumbre y Tejera bien tapado. Arriba Emaná asumía movilidad pero se perdía como brújula para indicar su referencia en ataque. Osasuna a lo suyo dejar que el tiempo pasara sin que nada pasara.

       La afición empujaba, 14.575 espectadores la mejor entrada desde el 17 de junio del 2007, cierre de la estancia en Primera con la visita del Barça que perdería el título de Liga. En el segundo tiempo Lobato que hizo un trabajo oscuro dejó paso a Jean Luc, el Nàstic cambió la horizontalidad por la verticalidad y el partido entró en una fase con rendijas para aparecer algo más por las inmediaciones del área. Cierto que el Nàstic vivió unos diez minutos nublado e impreciso, pero logró superarlo.

      El partido tenia aroma de empate a cero pero llegaría el minuto 82 (como en la Romareda), falta en la frontal, balón parado  (como en la Romareda), lanzamiento de Jose Naranjo (como en la Romareda) y gol que otorga tres puntos de diamante (como en la Romareda). Lo poco que restaba por jugarse, el Nàstic con veteranía y mano izquierda hizo lo imposible para no jugarlo. Y llegó el final después de cuatro eternos minutos de descuento.

     Y si los de Vergüenza Ajena dibujan sueños...los aficionados ya los comienza a hacer realidad.

1x1 Puntuación del 1 al 10

REINA (6): Poco exigido pero jugó con tensión y eligió correctamente cada inicio de jugada.
IAGO (7): Pudo progresar poco por la banda; estuvo correcto en tareas defensivas.
SUZUKI (8): Providencial en un par de jugadas; muy tranquilo, salió jugando el balón.
MOLINA (7): Contundente y sereno. Tapó agujeros, alguna entrega arriesgada.
MOSSA (7): Persistente en ataque; anticipativo y agresivo en defensa. Imprimió celeridad en su banda.
TEJERA (8): 'Supersergio', apareció siempre que fue preciso. Robó balones y no se cansó de presionar. 
MANDINDA (7): Falló alguna entrega, pero se adueñó del centro del campo, acusó molestias al final.
ABURJANIA (7): Comenzó con dudas posicionales pero acabó siendo uno de los destacados pispando balones al contrario.
NARANJO (8): No pudo crear demasiado peligro, pero el naranjazo en el lanzamiento de la falta le exime de toda culpa.
LOBATO (6): Labor ingrata a veces invisible para el espectador,  apareció poco en ataque.
EMANÁ (6): No brilló demasiado, pero sobre el césped siempre es un jugador explosivo y quebradero de cabeza para la defensa.
JEAN-LUC (7): Puso velocidad en la banda, muy activo, se entretuvo en una clara ocasión de gol.
ANIBAL (6): Voluntad y ganas, pero no dispuso de ocasiones y dejó más libertad a Emaná.
MANOLO (6): Detalle del mister con un jugador con un corazón enorme, diez minutos pero el alicantino puso carácter y veteranía.
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