sábado, 18 de marzo de 2017

Nino a sus 37 años todo un ejemplo de delantero goleador.

   El fútbol es un juego sencillo, simple, en el que a veces son los propios entrenadores o jugadores quienes lo complican. Los inventos hay que dejarlos para el profesor Franz de Copenhague del TBO que justamente este mes se cumplen cien años de la aparición del primer ejemplar. En el fútbol todo está inventado y se parece en su sencillez a los juegos de cartas: Sota, caballo, rey, lo demás son ganas de asumir riesgos de casino.

   Ayer ante el Elx Juan Merino con el once inicial se equivocó, apostó por la tecla cambiada. Quiso revolucionar la línea defensiva pero en ocasiones las revoluciones tiene malos comienzos y les hacen demasiados prisioneros. Puso sobre el césped los ingredientes para hacer el suflé, pero el suflé no tomó cuerpo se quedó plano. El entrenador ilicitano Alberto Toril le hincó el diente al sistema en el que confió el técnico granate y le hizo un siete al equipo.

   Falló la aplicación de la táctica, se olvidó el equilibrio y se cayó en el infierno de la duda. Gerard no participó en ayudas defensivas; Mossa y Lobato no armonizaron; Djetei y Perone se contagiaron de la inseguridad que flotaba sobre el césped; Cordero frenó la transición del fútbol en el centro donde Molina debía tener la brújula sin batería. Arriba Delgado permanecía escondido y Emaná iba por libre. Además Reina andaba muy acelerado. El equipo fue tal ruina en el concepto defensivo que hasta se añoró a Iago Bouzón.

     El Elx fue más listo, más intenso, más persistente y más fiable en los metros finales. La clave estuvo en los dos tramos de autopista que el Nàstic ofreció en cada banda que permitían na Hervás (descomunal), Luis Pérez (incansable) y Nino (matador) pasar una y otra vez sin peaje. Además Merino estuvo lento de reacción. Al segundo gol debería haber pasado a defensa de cuatro para paliar la fractura de las líneas.

    Tras el descanso el doble cambio, dos torres (Manu y Alex) arriba no tenía demasiado sentido porque antes se necesitaba un mayor orden y creación en la sala de máquinas. Pérdidas de balón excesivas y un reiterado juego horizontal de toque lento impedían la sorpresa, con todo al final llegó el gol de Barreiro y el poste de Mossa que maquillaron el discurso del partido.

   Un traspiés que no debería conllevar mayores complicaciones, pero hará falta ver si el mazazo frente al Elx (que marcó siete goles en los dos partidos de Liga) conlleva más daños colaterales en el aspecto anímico del equipo. En Zorrilla encontraremos la respuesta. Ah¡ por cierto yo sí añoré a Luismi.

1x1 (Puntuación del 1 a 10)

REINA (5): Sacó un par de balones, pero estuvo muy acelerado y regaló bastantes balones en largo. Fusilado en los tres goles.
GERARD (1): Pésimo partido, se olvidó de defender y calcó la misma jugada en ataque sin éxito y con centros desafortunados.
LOBATO (1): Un coladero mayúsculo tanto en la derecha como en la zurda. Demasiados balones perdidos. 
MOSSA (5): Acusó el cambio de posición y marcó mal. Mejoró en la segunda parte pero le faltó confianza. 
DJETEI (5): No se entendió con Perone. Cumplió en el corte y en la entrega. Muy rígido en los inicios de jugada.
PERONE (6): No ofreció su mejor versión. Le costó tirar la línea del fuera de juego, en el segundo tiempo mejoró.
TEJERA (6): No tapó en el primer gol pero fue de los pocos que pusieron intensidad y procuró repartir el juego con criterio.
MOLINA (4): Se le vio poco. Inseguro con el balón en los pies, tuvo errores de marcaje y entrega cuando ocupó posición de central.
CORDERO (2): Falto de ritmo, frenó el juego y fue incapaz de desbordar. Por su zona el Elx se hizo rico.
DELGADO (4): Otro partido que se vio poco. Un par de escaramuzas por la banda pero sin presencia en ataque.
EMANÁ (4): Inefectivo, individualista y con poco espacio para la inspiración. Obzecado en entrar por el centro.
MANU (6): Otro gol y ganas de movilidad. Huérfano de balones desde la zona ancha. 
ALEX (6): Cayó a la banda y busco la diagonal pero tampoco le alimentaron de balones desde atrás.
MADINDA (6): Participativo, oxigenó el juego y le dio otro aire al cnetor del campo.
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