lunes, 28 de enero de 2019

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Vaya por delante que desde hace bastantes años he sentido cierta simpatía por el Reus Deportivo. Tuve la suerte de narrar para todo el territorio nacional aquella final del Campeonato de España de Aficionados que los rojinegros le ganaron al Betis B en junio de 1976. También tuve la ocasión de trasmitir por los micrófonos de Radio-4 el primer ascenso a Segunda B en junio de 1981 frente al Arousa. Además me une una buena amistad con el decano de los periodistas reusenses el tocayo Enric Tricaz. Por lo expuesto debo decir que la expulsión del Reus SAD me duele. Me parece justa por las razones, pero injusta para los aficionados.

En este drama solamente hay un culpable: Joan Oliver el amo del Reus. Un personaje nacido en el pujolismo floreciente al que nombraron director de TV3 ejerciendo más de comisario político que de gestor, luego aterrizaría en la planta noble de Can Barça de la mano de Joan Laporta. Rápidamente se hizo con el control de su área de responsabilidad, quiso jugar a James Bond ejerciendo de espía y siempre sin ofrecer explicaciones igual que ahora, incluso dispuso de un despacho en Nueva York que pagó el Barça (vete a saber si no conoció allí a la familia Onolfo). De ambos cargos directivos Oliver salió despedido pero cobrando unas indemnizaciones millonarias.

Aconsejado por Mendes el exdirector de TV3 buscó un club para adquirirlo y a la vez poder invertir en China en una entidad futbolística en un tiempo en que los chinos ofrecían grandes ventajas fiscales. El Reus hasta entonces fue un club muy digno que a lo largo de su historia había estado dirigido por personas nobles, altruistas, comprometidos con la ciudad y con sentimientos (Salvador Batlle, Travé, Domínguez, Palau o Ramon Alabart),  pero en la temporada 2014/16 aterrizó en la entidad rojinegra y se hizo con el 95% de las acciones y convirtió el Estadi Municipal en su cortijo.

En dos temporadas en Segunda B ya acumuló casi un millón de euros de déficit, blindó su gestión utilizando a un presidente de paja Xavier Llastarri y con unas cuentas que no cuadraban y que seguían aumentando los números rojos; además estaba enfrentado con el Ajuntament, propietario del Campo de Deportes. En lo deportivo tuvo la suerte de contar con un Director Deportivo extraordinario, Sergi Parés y una plantilla muy profesional.

En julio de 2018, Oliver era consciente de que el proyecto estaba fenecido y que la supervivencia del equipo en la Liga 1,2,3 era cuestión de semanas o meses porque no tenía liquidez y no quería poner euros de su bolsillo. El mandamás jugó con la ilusión de una afición escasa pero respetable, con unos sentimientos que a él le resbalaban porque su objetivo era ganar pasta. Oliver se ha convertido en un ladrón de sueños a los reusenses y a los nastiqueros nos ha hurtado los apasionados derbis.

Ahora, lo ocurrido en la última semana  con el aterrizaje de los americanos (plan Marshall años cincuenta) ha sido el guion de un sainete que parece escrito por Berlanga y Azcona. Llegaron arrollando con un futuro estadio para 18.000 espectadores, con una zona de ocio en el polígono Agro Reus, con la compra de las acciones de Oliver y el pago de la deuda, pero ocho días después aún no habían enseñado un centavo. Decían tener quince jugadores que llegarían de los cinco continentes para jugar en el Reus, esponsors que hacían cola para colaborar en el proyecto y lo que es más triste jugando con los sentimientos de los aficionados reusenses que se creyeron el cuento

Y, nadie les preguntó a los Onolfo por que no remitieron aun la documentación de venta al CSD?, porque en el primer contacto con la Liga, estos les dijeron que la sanción era anterior a su llegada e irreversible?, porque siguieron anunciado que todo iba viento en popa cuando la AFE les comunicó a los jugadores que la expulsión del club era innegociable?, y como tuvieron la falta de ética de realizar una rueda de prensa en la zona de cabinas del Nàstic?...

Ya lo cantaba Lolita Sevilla en 'Bienvenido Mister Marsahll, 'americanos vienen a España gordos y sanos; viva el tronío  y viva un pueblo con poderío. Olé Virginia y Michigan, y viva Texas que no está mal.
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4 comentarios

La veritat es que més enllà dels focs d'artifici que contenien el primer comunicat hi havia algunes coses que grinyolaven. En primer lloc l'operacio la feia un fons d'inversió gestionat per empresa especialitzada en el tema immobiliari,el tema esportiu era secundari. Els Onolfo van dir coses que un sap que no són veritat: desconeixien els comptes reals d'Oliver, Oliver els va amagar el document signat pels jugadors (potser no els ho va dir però ho sabia tothom, era public i notori.Deien tenien 14 jugadors contactats per venir(fins avui no han han presentat la doc. al CSD, per tant encara no son formalment propietaris i no podien signar cap contracte. Sabien doncs que no hi havia temps material. Sembla que diuen que es queden per aixecar al Reus, amb molta pasta que seguramentes cobraran amb operacions immobiliàries que poden ser bones, o no, per la ciutat. De moment els antecedents no inspiren confiança

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Afegeixo que la forma de fer dels Onolfo contrasta amb la de l'altre grup inversor de Vilafranca i amb un reusenc al capdavant que també va optar a comprar el Reus. Supeditaven la compra al fet que no hi hagués una desviació en els comptes presentats per Oliver superior a 1 milió d'euros i que l'expedient sancionador obert no acabés amb l' exclusió de l'equip de la competició. Afegien al final del comunicat: "no fer-ho d'aquesta forma seria un suïcidi"

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El problema del grup inversor es que només pagaven en cash 1 milió, la resta es negociava amb avals, pagarés i ajornaments i la LFP es va negar.

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