lunes, 22 de abril de 2019

Sam Bartram en medio de la neblina
Samuel Bartran en el partido Chelsea-Charlton el 25 de diciembre de 1937


La verdad es que Enrique Martín no deja de sorprender; el sábado ante el Sporting cambió de portero, se quedó en el banquillo Bernabé (el mejor jugador grana de la temporada) y devolvió la titularidad a Becerra. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid como dicen los castizos les voy a contar cuatro historias de porteros.

Un portero perdido en la niebla

La primera nos traslada al 25 de diciembre de 1937, se enfrentaron en Londres Chelsea y Charlton, aquella mañana navideña la capital inglesa se despertó con una espesa niebla pero el partido se inició, 1-1 al descanso. El portero del conjunto visitante era Samuel Bartran quien alcanzaría los 636 partidos con el Charlton. Cuando se llevaban veinte minutos de la segunda parte el meta se sorprendió de que los delanteros del Chelsea no pisaran el área y él para no enfriarse iba haciendo ejercicios dentro del área pequeña. Unos minutos después se acercó un oficial de la policía y le comunicó que el partido hacía un cuarto de hora que había sido suspendido por la nula visibilidad. Cuando llegó al vestuario todos sus compañeros vestidos de calle le hicieran burla.

De los cielos a los infiernos en unos segundos

Eladio Felpa a sus 37 años estaba a punto de retirarse, iba a jugar su último encuentro con Sportivo Atlético de la cuarta  división argentina, corría el año 1964 y se jugaban el ascenso, solamente necesitaban ganar al Atlético Bolívar. En el pequeño campo se dieron cita cerca de mil espectadores.

El partido se puso de cara para los locales, 1-0; pero en el minuto 89 un defensa le dio un manotazo al balón y el colegiado señaló la pena máxima. Felpa se colocó en la línea de cal de la porteria tiró su gorra en el interior para estar más cómodo, el rival Beto Nieva se dispuso a lanzar a la izquierda del portero, Felpa intuyó la trayectoria y con estirada felina atajó el balón mientras en las gradas se coreaba su nombre, poseído por la gloria con el esférico abrazado entre sus manos entró en la portería para recoger su gorra. El árbitro atónito dudó, pero finalmente señaló el centro del campo. El estadio enmudeció, mientras Eladio Felpa decía: 'me parece que la cagué.

El dios Eolo marcó un gol

Era el mes de noviembre de 1987, en Mahón se enfrentaban el Sporting Mahonés y el Andorra, bajo los palos del equipo del Principado el veterano José Antonio Arévalo (37 años), el marcador señalaba el 1-1 cuando Tiago centró un balón que el meta andorrano blocó cerca de la línea de gol; quiso sacar rápido con la mano pero una ráfaga de viento introdujo el esférico en su porteria ante la sorpresa de todos. El colegiado dio validez al gol ante las protestas del meta visitante.

Un portero pichichi

En la temporada 1976/77, el Celta de Vigo en Primera acabó la liga con su portero, el argentino Carlos Alberto Fenoy como máximo goleador del equipo con seis goles marcados de penalti y eso que falló uno ante el Hércules. Ha sido la única vez en el fútbol español que un cancerbero ha sido el pichichi de su equipo.

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