martes, 11 de junio de 2019



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Vino como el redentor y acabó crucificado.


Cuando aterrizó desde Pamplona a finales de octubre para dirigir al Nàstic a partir de la jornada once, todos o casi todos confiamos en la experiencia y sabiduría de Enrique Martín que había repartido su buen hacer entre siete equipos (Osasuna (tres etapas), Burgos, Leganés, Xerez, Numancia, Terrassa y Albacete) llegando a sumar más de 600 partidos. A las pocas jornadas ya observamos que el discurso de la sala de prensa era uno y sobre el césped el equipo se manejaba de distinta manera.

Martín delante de un micrófono es un tio campechano, dicharachero, amable, gracioso, ocurrente pero nada convincente. Si para cesar a José Antonio Gordillo se utilizó la impaciencia, con Enrique Martín se ha tenido más paciencia que Job para aguantarle sus resbalones deportivos, sus desajustes tácticos y sus impertinencias con algunos jugadores, unos para hacerles imprescindibles en el once y otros para que se pudrieran en el ostracismo.

Jugar con tres centrales, sabiendo la nómina de defensas con los que contaba, era un suicidio futbolístico. Saben que el Nàstic ha jugado tan solo un 20% de los partidos con defensa de cuatro (tres partidos enteros y varias fases de otros encuentros) y de los 23 goles anotados (el del Reus no cuenta) con Martín en el banquillo 12 lo fueron con este sistema?.

En la jornada treinta cuando se perdió en el Carlos Tartiere al Consejo de la SAD le tembló el pulso para sustituirlo aunque ello llevase implícito abonarle los 125.000 euros en concepto de premio que tenia por salvar al equipo. Quedaban treinta y seis puntos y tiempo suficiente para quedarse en la Liga 1,2,3. A Martín le faltó capacidad de ilusionar a una plantilla a la que tenía desconcertada con tanto carrusel de cambios. En la cabina cuando cotejaba la alineación y me fijaba en el rival me parecía que el entrenador navarro nos estaba tomando el pelo.

El chascarrillo del libro tuvo su gracia y los periodistas (especialmente los más jóvenes) le rieron la gracia, pero alguien que pretende escribir una obra literaria lo primero que debe de ser es autocrítico y Martín eludió serlo al considerar que su paso por Tarragona no se puede calificar de fracaso (resultado adverso en una cosa que se esperaba sucediese bien ), por eso me he tomado la libertad de cambiarle el título de su libro: 'Fracaso y yo, un trayecto a la nada'.

ESTADISTICA MARTIN:

Total: 32 jug.; 8 gan. (cuenta el del Reus), 5 emp., 19 per. 25 goles favor; 48 goles contra.

Casa: 16 jug;  6 gan. (cuenta el del Reus), 4 emp., 6 per.  16 goles favor; 19 en contra.

Fuera: 16 jug: 2 gan; 1 emp; 13 per.  6 goles favor; 29 en contra.

Utilizó para 32 partidos 44 jugadores.



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