martes, 18 de agosto de 2020

 

El Nàstic siempre ha sido una gran familia. Excursión al Pont del Diable, 1916,

Hoy tendría que estar escribiendo sobre el primer partido de apertura de la temporada 2020/21, y fíjense hasta el día 27 de agosto no se sabrá que equipos van a militar en los cinco grupos de la Segunda B; no existe la composición de grupos y subgrupos; se desconoce el calendario y lo más grave, aún no existe la fecha para iniciar la competición.

Carpe diem, vivamos el presente y aguardemos el futuro. Siempre he dicho que el ser humano a lo largo de su vida puede cambiar de trabajo, de domicilio, de coche, de religión, de partido político, incluso de pareja, pero nunca renunciará al sentimiento hacia su equipo de futbol. Ahora tocan a arrebato, la pandemia ha cercenado vidas e ilusiones; el COVID19 nos ha cambiado (para bien o para mal, ya se verá). El jueves se abre la inscripción de socios en el Nàstic.

Ahora más que nunca toca apoyar a la entidad y si queremos coronar el castell de gama extra hace falta una buena piña, un tronco seguro y un pom de d'alt ligero y fiable. Llegar a los 6.500 socios de que disponía el club la pasada temporada resulta utópico pero, al margen de si se podrá acceder al estadio, hay que unir esfuerzos, hay que demostrar este sentimiento de amor, de fidelidad, de coraje para no dejar huérfano de abonados al conjunto grana.

Cierto que hay familias que están sufriendo el efecto de la crisis económica y es muy natural que no puedan continuar de socios, pero el resto tenemos el deber moral de seguir al lado del equipo. Será un propósito distinto: apoyar al club desde casa, viendo al equipo a través de la pequeña pantalla y animarle en silencio, desde la distancia.

La SAD del Nàstic ha visto como se han mermado los ingresos: ayudas institucionales, derechos televisivos, disminución de empresas y sobre todo las aportaciones sociales. Veremos si realmente hay muchos, bastantes o pocos quienes decidan tener el carnet en la cartera. En mi familia mi bisabuelo ya fue socio en 1891; mi abuelo en 1914; mi padre en 1944; yo desde 1968 (con el paréntesis del servicio militar de 1977 y 1978; mi hijo desde abril de 1985 fecha de su nacimiento.

Vivimos en una gran pesadilla pero el sueño de volver a la élite es un derecho de todos los nastiqueros; hacerse socio (quienes puedan) es un acto solidario. Un club nacido en 1886 merece que quienes le quieren demuestren su solidaridad. 

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