domingo, 13 de septiembre de 2020

Instante del partido Barça- Nàstic. (Foto Tarragona 21)

 Jugar el segundo encuentro de pretemporada en el Johan Cruyff frente al Barça subcampeón de la liga española y donde juega el mejor futbolista de todos los tiempos y que además el fichaje de un jugador Dembèlé supuso un desembolso de 140 millones de euros (el presupuesto de todos los equipos de Segunda B de la pasada temporada) a priori podía suponer una situación de alto riesgo. Un repaso de los blaugrana podría haber sido letal para un Nàstic que está aun en fase de construcción. 

No fue así; el Nàstic enarboló la dignidad por bandera, dibujó dos líneas ajustadas, estuvo atento a las diabluras de los magos del balón azulgranas y sobre todo contó con la ayuda de un Messi distante, poco participativo y supongo que con dudas en su cabeza. El conjunto de Toni Seligrat estuvo muy serio, competitivo y práctico ante un contrincante de otra galaxia; de hecho los tres goles fueron evitables, el primero en un error en cadena de Rueda, Trilles y Albarrán; el segundo en un innecesario penalti de Ribelles y el tercero en unas inoportunas manos de Joan Oriol.

Los tarraconenses con más sesiones preparatorias que los de Ronald Koeman hicieron efectiva una presión sobre la salida de balón que ahogó a los locales, eso si al Nàstic le costó un cuarto de hora soltarse y comenzar a tener el balón aunque las estadísticas finales fueron de un 75% de posesión del conjunto barcelonista. Dos consignas eran claves para no caer goleados: borrar los espacios y evitar perder la espalda por las bandas. 

La principal virtud del Nàstic fue la disciplina y las ayudas en el concepto defensivo del juego lo que supuso que la creación en ataque quedara mermada con un Gerard Oliva muy huérfano de compañía. En el segundo tiempo el Barça cambió a sus once futbolistas y los granas solamente turnaron al portero y dieron entrada a Pedro. La frescura de los blaugranas frenó la dinámica ascendente de un equipo castigado por el esfuerzo del primer período.

El Nàstic pasó la prueba con nota y dio muestras de que se está construyendo una plantilla equilibrada y con un concepto futbolístico made in Seligrat. Ayer vimos a dos porteros sólidos con más trabajo para el joven Gonzi; una defensa que a excepción del error en el gol de Dembelé anduvo muy atenta (muy bien Rueda y Joan Oriol, discreto Trilles y desbordado Albarrán); un centro del campo con mucho sacrificio y buen posicionamiento (excelentes Tienza y Ribelles -este con el lunar del penalti-) y en las bandas un Brugui implicado, hábil y enchufado y Bonilla liberado de las tareas defensivas y con un gran gol. Amang (ha de reducir peso) dinámico y con desborde y Gerard Oliva muy solo.

En el segundo tiempo a destacar la movilidad de Pol Ballesteros, algún detalle de Joel Laso y el central Grifell  con un remate que salió lamiendo el travesaño. El miércoles otro ensayo que puede ser más revelador.

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