miércoles, 14 de octubre de 2020

 El Nàstic es equipo de Segunda B tras el empate del Numancia - AS.com

En estos tiempos que corren hace falta mucha paciencia y cumplir con l nueva normativa.

Mal pinta el presente, y el futuro inmediato?  Nadie lo sabe. Los días que vendrán da título a una película intimista de Carlos Marqués-Marcet en la que se narra el embarazo un tanto incierto de una joven pareja. Los días que vendrán no sabemos qye nos van a deparar, de momento el futbol modesto de categoría nacional arranca este fin de semana, lleno de dudas, inseguridades, preocupaciones y sin que se atisbe un halo de esperanza en esta liga, extraña, que se inicia con subgrupos de diez equipos (once en el caso del Nástic).

En Catalunya en los próximos quince días se vivirá un confinamiento encubierto, sin futbol base, sin espectáculos y sin bares, por eso reivindicar el público en los campos ahora me parece una frivolidad. No quiero pintar un panorama apocalíptico pero de momento ya se han suspendido partidos de la Europa Ligue de Basquet, la liga ASOBAL es un drama con más de treinta partidos aplazados y en la regional catalana la última jornada se suspendieron unos treinta partidos.

Que pasará con el Nàstic?. Nadie lo sabe, es imprevisible; todo irá en función de como evolucione la pandemia, pero los profesionales de la sanidad no son optimistas y no apuestan por la normalidad hasta que se de con la vacuna que pueda inmunizar a la población. A priori los granas deberán afrontar veinte jornadas en la primera fase y los más pesimistas creen que la competición se dilatará por la suspensión de partidos.

Los días que vendrán serán duros para los aficionados, ahora tocará estar pendientes de las convocatorias y de los casos positivos en cada equipo; si todos los equipos llevaran a cabo el protocolo de los tests a toda la plantilla podrían evitarse situaciones peligrosas de contagios. Esta liga dejará de ser una competición de fondo para convertirse en una prueba de velocidad. De entrada sumar los máximos puntos posibles para disponer de un colchón suficiente cuando se suspenda (Dios no lo quiera) la Liga. Y de momento los seguidores suman ya ocho meses alejados de los estadios. Maldita COVID19.

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