martes, 21 de octubre de 2014




Hans Christian Andersen escribía en pleno siglo XIX el cuento del Rey Desnudo; en él narraba como un monarca lleno de vanidad, orgullo y soberbia era engañado por dos mercaderes que decían fabricar la tela más suave y delicada que pudiera imaginarse, y que además poseía la virtud de ser invisible para cualquier estúpido o incapaz para su cargo. El Rey desfiló por las calles, completamente desnudo, mientras los súbditos alababan la nueva prenda y reverenciaban al emperador, hasta que un niño exclamó: ¡Pero si va desnudo¡,  entonces el pueblo cuchicheó, se dio cuenta del engaño Real y dejaron de apreciarlo al haber descubierto la mentira.

Así me imagino a Oriol  Alsina: fanfarrón, negociante, altanero, medrador, embaucador y por encima de todo vanidoso y soberbio (epítetos que pude corroborar las dos semanas que duró la eliminatoria frente al Nàstic). Entrenó sin tener el titulo ante la pasividad del Colegio de Entrenadores y la Federación Catalana, recibiendo len cambio la bendición urbe et orbi de TV3 (la nostra) donde le consideraban el entrenador milagro del Llagostera (a pesar de tener ficha de utillero); estas últimas semanas las mismas voces que loaban  y ponían en un pedestal a Alsina, estan persiguiendo y condenanando a Zinedine Zidane, que está en su misma situación profesional al ejercer sin título, pero con la diferencia que uno fue un jugador de fama internacional y el otro de fama comarcal (este último es Oriol Alsina, no sea que su megalomania le haga invertir los papeles). 

Ahora ha vuelto a hacer de las suyas, con el mono de banquillo sobre sus espaldas, Alsina ha despedido a Santi Castillejo (es peligroso dormir al lado de tu enemigo) y volverá a ejercer de entrenador aunque el carnet lo ponga Carrillo (viene a ser como Mari Carmen y Doña Rogelia, la boca la abre una pero la voz la pone la otra). Cierto que este año no necesitará convertirse en utillero, podrá ser el segundo entrenador por que durante este verano consiguió (sic) el Título de Nivel 2.

Castillejo sabía que un depredador como Alsina le podía saltar a la yugular en cualquier momento pero no tan pronto después de vivir una pretemporada de esperpento en que Alsina cambiaba Girona por Llagostera o Palamós como quien cambia de acera; ¿pensaba Oriol Alsina que irían lideres de la Liga Adelante?, ¿que eran candidatos al ascenso?. El bueno de Santi no se merecía una puñalada tan trapera de un club que es una empresa familiar del matrimonio Alsina-Tarragó que administran como les da la gana y que en la Liga Adelante no han alcanzado ni los 2.000 socios y en el Municipal  (se llama Llagostera, juega en Palamós y entrena en Palafrugell) no llegan a reunir ni 3.000 espectadores. Sigan con las alabanzas, las odas y los homenajes desde algunos medios de comunicación que llamaron gran Entrenador a un señor sin título y que además ponían como ejemplo de la feina ben feta.

Esto me recuerda una anécdota que sucedió en las comarcas tarraconenses a mediados del siglo XX cuando era a punto de comenzar el concierto en un Teatro y se percatan de que les falta el primer violín. El director va a suspender el concierto cuando aparece un señor pequeño, mal vestido llevando un violín con su funda en la mano, y se ofrece a tocar pues dice que se conoce todo el repertorio.

El director comienza a dirigir el concierto cuando a los pocos minutos se alza una voz del segundo piso (donde van los entendidos) que exclama:

-Violinista, hijo de puta.

El directo mira de reojo con cara de pocos amigos pero prosigue. Instantes después vuelve la misma voz con más ímpetu:

-Violinista, hijo de puta.

El director  continúa pero muy nervioso y mirando fijamente al violinista, cuando se vuelve a repetir el improperio.

-Violinista hijo de puta.

El director harto ya para el concierto, se gira, mira hacia arriba y grita:

-Quien es el imbécil que llama violinista a este hijo de puta.
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2 comentarios

Quin article més dolent, verinós i envejós. Repugnant!

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Quin article més dolent, verinós i envejós. Repugnant!

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