sábado, 7 de marzo de 2015


Si algo no falla nunca en el Nàstic es su afición, en Olot otra demostración de fuerza y cariño.

      Recuerdo una Copa del Rey, en octubre de 1983, en que el Nàstic, en 2ªB, después de eliminar al Espanyol de Primera, le tocó en suerte el Olot de 3ª. En el Nou Estadi en un pésimo partido, derrota por 0-1, y en el Municipal gerundense se acabó el tiempo reglamentario con 0-1, gol de Masqué y hubo que recurrir a la prórroga. En el minuto cinco el colegiado balear Riera Morro (que hizo honor a su segundo apellido) señaló un imaginario penalti y expulsó al meta Palomo, por lo que el central Iñaki actuó de portero y encajó dos goles, quedando los granates eliminados de la Copa. La otra vez que asistí al Municipal sería en Liga de  Tercera, en marzo de 1991, y nueva derrota por 3-1, con gol de Xavi. Por tanto a priori era un campo difícil.

       Estadísticas fiables dicen que el 45% por ciento de los goles que se marcan en un campeonato proceden de jugadas de estrategia a balón parado, y un 12%  de éstos vienen de la ejecución de saques de esquina. El Nàstic puede dar buena fe de ello en su visita a la Garrotxa, dos córners  supusieron dos goles (uno en el primer palo, otro en el segundo). Tanto Vicente Moreno como Adolfo Baines son técnicos metódicos y amantes de aprovechar las estrategias (así ganaron batallas desde Alejandro Magno a Napoleón pasando por Patton o Rommel), la estrategia no tiene otro fin que la de sorprender al rival ya sea en una guerra, en un partido de fútbol o en una campaña electoral.

          El Nàstic en Olot, donde había jugado 10 partidos de Liga y anotó solamente dos triunfos, salió a controlar el juego evitando los arreones locales y tiró de lo que mejor sabe hacer para ganar, usar la pizarra. Tuvo que modificar el guión sobre la marcha al recibir un gol a los tres minutos, pero el equipo no se alteró, firmó las tablas de inmediato y mantuvo el mando de la posesión intacto. Tras el descanso y con el gol de Rayco supo ejercer su rol de líder, aumentó la agresividad en el centro del campo, presionó la salida del balón local y supo limar las ansias olotenses que vieron como la opción de la victoria era tan utópica como que Rita Barberá aprenda el valenciano.

    El Nàstic fue como un volcán que con dos erupciones produjo la lava suficiente para petrificar a su rival (la metáfora es un pequeño homenaje a la zona volcánica que rodea a la comarca de la Garrotxa).  Tres puntos de oro que en el mercado bursatil-liguero cotizan al alza. A partir de ahora comienza la cuenta atrás para el derby. 

1X1 (Puntuación sobre del 1 al 10)

REINA (7): Acertado, atento, solventó con seguridad el escaso trabajo que tuvo.
XISCO (7): Ejerció de lateral con prudencia. Volvió a marcar, gol de listo.
MOSSA (7): Fue un cerrojo en su banda, probó el disparo, Pudo ahorrarse la cartulina.
MANOLO (7) Férreo, constante y atento, un solo despiste que pudo costar un gol.
MARI (7): Enorme (en el primer gol le hacen falta), jugó a lo práctico.
MARC (7): Dos asistencias de gol, supo temporizar el partido. Lástima de tarjeta.
ROCHA (7): Dosificó el juego, mantuvo el balón en zona rival. De menos a más.
LAGO (6): Participativo pero poco efectivo. Mejor en labores de ayuda.
MARCOS (6): Un jabato arriba, pero muy solo. No dispuso de ocasiones.
RAYCO (7): Otro gol y mucha movilidad. Encomiable su espíritu de sacrificio.
CRISTOBAL (6): Apareció muy poco. Tapó la banda pero le faltó mayor presencia.
MOLINA (6): Oxigenó el medio campo y ayudó a cerrar el partido.
SERGIO (7): Técnicamente sobresaliente, debe integrarse más en el engranaje del equipo.
AZKORRA (6): Dispuso de pocos minutos pero incordió a la defensa local.
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