El espíritu del 64
Equipo del Eibar en el partido de ida en Ipurúa (4-1). El tercero de los agachados es José Eulogio Gàrate.
He visto que algunos medios para elegir ejemplos para mimetizar la gran remontada que deberá hacerse el sábado apelan a gestas del Barça y del Madrid. Hoy les voy a hablar de una gesta protagonizada por el Nàstic, que hizo vibrar los cimientos de la antigua Avinguda de Catalunya y que pude vivir en directo con 9 años.
El domingo 7 de junio de 1964, el Nàstic juega en Ipurúa el partido de ida de la fase de ascenso a Segunda División. Un mal encuentro de los jugadores de Mario Anchisi provocaría que los eibarreses arrollasen a los granas y situaran un 4-1 en el marcador. Siete días después esperaba la vuelta en el campo tarraconense.
Entonces aún no existían ni las prórrogas, ni las tandas de penaltis, ni el valor doble de los goles en campo contrario. El 14 de junio a las 18 horas todo estaba a punto para que el colegiado madrileño Pardo Hidalgo diera inicio al encuentro al que los locales se presentaron con el siguiente once: Palau; Llobet, Liñero, Gracia, Marañón, Echeverría; Duran, Beltri, Serer, Rifé y Puig. El objetivo era lograr un 3-0 y forzar el desempate a jugarse el martes en ciudad y campo a sortear.
Mal se encauzó el partido cuando en el primer tiempo el colegiado anuló un gol legal al Nàstic. Los cerca de 9.000 aficionados ya desistían de la proeza de igualar la eliminatoria, pues al minuto 85, se llegó con empate a cero. pero se obró el milagro, dado que en aquel minuto un chut lejano de Echeverría serviría para materializar el 1-0; en el 88 seria Beltri quien de una suave vaselina colocaba el 2-0 en el tanteador; y en el 90, como no, Valero Serer aprovechó un balón muerto en el área para lograr el 3-0 que obligaba al desempate.
El 16 de junio en Vallecas se disputó el tercer partido, los jugadores granates tuvieron que viajar en taxi ya que no encontraron billetes ni de avión ni de ferrocarril, pernoctando el lunes en Alcolea del Pinar. En Madrid, el Nàstic volvió a derrotar por 2-0 al equipo guipuzcoano con goles de Puig y Rifé, clasificando para la tercera y definitiva ronda, donde el Hospitalet de Segunda División les cerraría el paso después de también forzar un tercer partido disputado en el Camp Nou del Barça.
Hay que apelar al espíritu del 64, para convencerse y creer en el milagro de apear a Osasuna del camino hacia el ascenso a Primera. Si aquellos futbolistas pudieron....porque no los actuales?. ¡FORÇA NÀSTIC¡
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