sábado, 18 de junio de 2016

 

     En este segundo capítulo nos ocuparemos de los protagonistas sobre el césped, un césped por cierto que ha funcionado de maravilla. El Nàstic ha utilizado en la campaña recién finalizada 33 jugadores en competición de Liga.  Con presencia simbólica: Varo, Xisco Hernández, Carlos García, Moussa, Gal Arael, S. Emaná, Manolo Martínez, Fali y Calavera, con menos de diez apariciones. Analicemos a los futbolistas que han promediado más de diez encuentros.

       En la puerta Manolo Reina ha realizado una excelente campaña, con intervenciones claves y deteniendo cuatro penaltis. El malagueño ha hecho la mejor temporada de su trayectoria, pero debería corregir su actitud proclive al teatro. En defensa Mossa ha sido el mejor con un impulso ofensivo único en la categoría, demostrando equilibrio en defensa y manteniendo la punta de velocidad. Xavi Molina ha sido el descubrimiento, de menos a más se ha hecho imprescindible. Xisco Campos pagó con el banquillo algunos errores, pero ha mantenido la gallardía de quien sabe llevar el brazalete. Iago Bouzón ha tenido altibajos, algún desajuste defensivo propició algunos goles rivales, al igual que Pablo Marí que fue diluyéndose. Suzuki, imperial en defensa: jugó el balón y ofreció tranquilidad. A Gerard las lesiones no le respetaron y tuvo mejor perfil en ataque que en defensa.

  En la zona ancha, Manolo pagó su expulsión en el primer partido, pero desde el banquillo o en el vestuario impulsó la armonía y fue un punto de apoyo para sus compañeros. Tejera (tarjetas a parte) ejerció su magisterio sobre el césped y tomó la batuta de un David Rocha, al que le costó adaptarse a la nueva categoría y prefirió marchar al fútbol USA. Madinda dio equilibrio en la medular es un jugador africano pero con mentalidad europea. Aburjania fue el gran descubrimiento, el georgiano ofreció ritmo a la zona ancha.  Juan Muñiz, con poca presencia en el equipo, solamente pudo dejar gotas de su esencia futbolística. A Cristian Lobato le costó encontrar el ritmo después de su lesión, compartió momentos dulces con partidos más bien oscuros.

   Delante Ferrán Giner actuó como refresco en la banda izquierda y se recicló para tener más protagonismo como lateral. A Miquel Palanca, las lesiones le impidieron disponer de más minutos, pero fue un jugador diferente con desequilibrio (tal vez pudiera haber tenido mayor protagonismo en el tramo final de Liga). Con el canario Rayco no se confió y el propio jugador perdió la confianza en sus posibilidades. Marcos, el nueve más definido del equipo, aportó su esfuerzo y su referencia en el eje del ataque, pero Vicente Moreno, prefirió otras opciones. De Alex se esperaba más, le costó ambientarse a la categoría y una lesión le cortó la progresión. Jean Luc hizo una temporada con claroscuros, empezó bien pero surgió una crisis de juego, le falta culminar las jugadas.

  Anibal Zurdo, estuvo torpe en algunos partidos y adoleció de más gol.  Al revés de Naranjo, felizmente traspasado al Celta, comenzó ofrecinedo muchas dudas pero se enganchó al gol y fue decisivo para la gran temporada de su equipo. Xisco Muñoz pudo aportar poco sobre el césped pero ayudó en el vestuario al ser un jugador respetado y con el mejor curriculum de todos. Y Emaná, nos regaló jugadas de ensueño, puso su magia sobre el terreno de juego, marcó goles, pero a veces quiso adornarse demasiado pensando más en él que en el equipo.

   En general el equipo rozó el sobresaliente y se puede asegurar que hemos visto la mejora temporada de la historia del Nàstic con un fútbol de calidad y de una interpretación ofensiva excelente. ¡Con ganas de que empiece el próximo campeonato.
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