TRILOGÍA GRANA: Salvadores (III)
Jose Andreu junto a su mano derecha, Lluis Fábregas Director General.
Hoy toca cerrar la trilogía grana hablando de quienes hicieron resucitar al Nàstic. El Club en junio del 2012 olía a cadáver, su futuro se percibía como el de otros equipos que habían firmado el acta de defunción con anterioridad: Burgos, Almería, Logroñés o el caso más reciente de la UE Lleida. Les aseguro que fue cuestión de días para que el centenario Nàstic, sección de fútbol no pasara a mejora vida. Pero también, como en esta trilogía, aparecieron tres puntos sobre los que se asentó el futuro granate, tres puntos que dibujaron un triángulo equilátero: Presidente, Promoesport y Afición.
Josep Maria Andreu, datos en mano, puede considerarse el mejor presidente de la historia y con su pasión por el Nàstic hizo caso al corazón antes que a su cabeza. Él con su perseverancia, su insistencia y su sentimiento granate convenció a Rodri (Promoesport) para que se lanzara en la aventura de reflotar al equipo. Costó, pero finalmente se logró la unión. La máquina comenzaba a funcionar a fuego lento, pero pronto la afición instigada por las peñas hizo causa común y se resucitó la pasión grana.
Hubieron de pasar tres temporadas: la primera de transición y con Promoesport aun con un rol secundario; la segunda fue apuesta ganadora para la empresa de representación futbolística entrando en el accionariado del Club y con diseñando el grueso de la plantilla; en los despachos primero y en el futbolín de Llagostera al final apearon a los tarraconenses del ascenso. La tercera fue la definitiva con un play off deslumbrante y el regreso a la Segunda.
En la pasada tocó disfrutar y acariciar el sueño de la Primera. Por eso el calificativo de salvadores porque: Andreu, Promosport y la afición nos salvaron del infierno de la Segunda B. Pocos clubes pueden presumir de haber reducido tres millones de euros de déficit en tres años, haber perdido solamente cuatro partidos en casa en este trienio y sentirse orgulloso de unos aficionados siempre dispuesto a merendarse kilómetros para estar al lado de su equipo. ¡Que no pare la fiesta¡
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