miércoles, 1 de febrero de 2017


 


   Esta temporada el Nàstic ha entrado en el bucle de Murphy, todo le sale al revés, utilizando una frase popular referida al mundo del circo,  le crecen los enanos. Si el rosario de fichajes fue un fiasco absoluto ya que de los 12 fichajes de verano la mitad se marcharon (Saja el único que dio la talla, Rhasalla más pendiente del casino que del césped, Maloku totalmente desapercibido, Lopo con bastantes kilos de más, Kakabadze verde que te quiero verde y Boiro un fichaje digno de que lo investigue Iker Jiménez). De los que siguen Zahibo, de perfil bajo para Segunda, José Carlos con lesiones endémicas, Juan Delgado una apuesta fallida y Uche escasamente motivado. Tan solo Dimitrevsky ha respondido a las expectativas.

   Seguimos. El Nàstic encabeza el ránking de Tarjetas amarilla, 62 y expulsiones 12, hecho que ayuda a permanecer en el pozo de la clasificación. Esta inferioridad numérica ha contribuido a perder entre cuatro y cinco   puntos que representan el oxígeno necesario para respirar fuera de las plazas de descenso. 

   Continuamos. Un cambio de técnico un poco fuera de lugar por las maneras y que a la larga ha creado confusión entre los aficionados. Cierto que Merino sigue invicto pero el Nàstic de empates no puede vivir necesita sumar de tres en tres.

   Acabamos. En el último suspiro del mercado de invierno le falló la contratación de un lateral derecho, Isaac Carcelén (en la foto) que presionado por su representante declinó la cesión del R.Zaragoza.  Dejando al equipo huérfano al equipo de otro defensa diestro.

Confiemos que tanta desgracia, tanta mala suerte comience a desaparecer y que los enanos vuelvan a su talla natural.
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