miércoles, 27 de septiembre de 2017

Rodri ante el reto de su carrera profesional. Plena confianza.

   Los banquillos de los equipos de fútbol serían como un parque jurásico si de vez en cuando las direcciones deportivas no apostaran por los segundos entrenadores; ofrecerles la posibilidad de que pudieran dar un paso al frente. En el Nàstic hemos vivido tres casos recientes: Vicente Moreno, Nano Rivas y ahora Antonio Rodríguez.  De momento parece que las apuestas han sido ganadoras, con la última se deberá esperar.

   Rodri fue un futbolista modesto de Segunda B, un delantero que tapaba las carencias técnicas con un enorme trabajo, un derroche de esfuerzo y que olía el gol porque era muy astuto. Como entrenador se le ve predispuesto a la brega, perspicaz, muy vivo y con una carga enorme de ilusión.  Además el carácter, la seriedad y la veteranía de Santi Coch serán un buen complemento.

   Comenzó como fiel escudero de Raúl Agné en el CF Cádiz y CF Girona, luego probó el vuelo en solitario dos temporadas en el UD Olot, para volver con Agné en la experiencia en el Real Zaragoza. Esta temporada querían aire nuevo en la Pobla de Mafumet y apostaron por Rodri junto a Vilchez. Nadie imaginaba que a la quinta jornada de Liga se le plantearía la posibilidad de hacerse cargo del Nàstic después del fiasco Carreras, Antonio a sus 46 años, debió pensar en la letra de un famoso bolero...si tu me dices ven lo dejo todo.

  El domingo el técnico barcelonés pasará otro examen ante un irregular Barça B y si lo supera posiblemente siga como máximo responsable del primer equipo.  Mucha suerte, Rodri, la plantilla y la afición no te fallarán.
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