lunes, 16 de noviembre de 2020

 Apoteòsic (4-2)

Un único objetivo el ascenso a LFP o la Primera RFEF. (Foto DIARIMES)

La reflexión publicada ayer en este mismo blog precisaba de una urgente crónica explicativa, esclarecedora; las redes sociales, que son capaces de fagocitar en instantes todo lo que aparezca por la pantalla del ordenador, se han posicionado desde diferentes ángulos a la hora de explicar, debatir, contrastar y asumir el éxtasis vivido en el Nou Estadi. Resulta cada vez más difícil encontrar el punto de equilibrio entre la realidad y el deseo.

Periodistas, aficionados y analistas, en los últimos tiempos, venimos traicionando los principios fundamentales y sagrados del futbol; percibimos este deporte desde el púlpito del perfeccionismo y la genialidad y no hemos sabido bajar el listón del nivel futbolístico cuando pretendemos comparar  y analizar el juego de la Champions o las grandes ligas con el que habitualmente consumimos, por ejemplo en Segunda B. A veces queremos exigir un nivel en la calidad y en la  técnica en unas categorías que no lo pueden disponer. No existe comparativa posible entre presupuestos que superan los mil millones de euros con otros que no llegan a los cinco millones

Quizás el Nàstic ayer frente al Andorra jugó mejor de lo que se le puede exigir, tal vez los jugadores compitieron con el nivel que le corresponde a la Segunda B pero con una dosis alta de corazón. Fue épico observar como diez gladiadores se batían con la fuerza y el valor para girar un marcador adverso y colocar al partido en la memoria de la gran historia granate.. Y estos son los partidos que pueden cambiar trayectorias y esconder unos puntos que al final del campeonato valdrían para ascender. 

A lo largo de los ascensos del Nàstic siempre existió un partido en el que la épica forzó un triunfo que tendría que ver en el desenlace final de la competición. En 1972 el triunfo en el campo del Tarrasa que iba de líder;  en 1977 nadie podía sospechar que al vencer en casa al Figueres en el Nou Estadi el empate final a puntos daría el ascenso; en 1979 al vencer en el invicto campo del Llevant demostrabas tus aspiraciones de ascenso;  o que en 2001 un agónico triunfo, otra vez, en Tarrasa daría la llave al play off y luego al ascenso; o en 2004 aquel penalti parado por Felip sería el pasaporte a Segunda. 

Y ahora toca hablar del título del artículo. Si observando la atípica clasificación (hay partidos aplazados y descansos) vemos al Nàstic como líder del Subgrupo A del grupo 3 de Segunda B hecho que no sucedía desde hacía cinco años y cabe preguntarse si no estaríamos cuestionando a un equipo qu,e podría ofrecer otro futbol más vistoso y continuado,  pero que sigue en la senda del objetivo marcado de inicio y además con el handicap de algunos errores arbitrales que costaron puntos.

Los periodistas tenemos el deber y la obligación de escribir o decir con la objetividad, servirnos del empirismo y utilizar el pragmatismo en pequeñas dosis. Tal vez habría que exonerar a los jugadores y al técnico porque tan mal no lo estarán haciendo cuando encabezan la clasificación. Puede que debamos ser menos exigentes y más generosos a pesar que la crítica ácida dura y corrosiva lleve instalada en las cuatro últimas temporadas en las que el aficionado ha convivido entre decepciones, desengaños y frustraciones.  Ya está, necesitaba decirlo.

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2 comentarios

Article molt oportú. Demanar el cap del tècnic per alguns aficionats i periodistes a la mitjà part del partit i acabar la jornada líders ens hauria de fer reflexionar. Vec molt histerisme en l'entorn. Res que no sigui anar líders destacats i jugant com un equip de Champions és acceptable. Doncs senyors, acceptin la realitat, en aquesta segona B no es pot guanyar de carrer, es guanyarà ajustat i no veureu un joc bonic. El Mallorca de Vicente Moreno amb un límit salarial de 5 milions no guanyava els partits per 5 gols de diferència. La segona B és una altra història, asumim-ho. S'haurà de suar molt

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Toca tenir paciencia; aquesta lliga curta esfará llarga...però hem de tenir la mateixa esperança que que en el final de la pandemia.

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