Un canto de sirenas
Lo único claro de la nueva 1ª División de la RFEF, es el logo.
La Real Federación Española de Futbol ha querido endulzar, acaramelar, aterciopelar y sobre todo lanzar un canto de sirenas para que los clubes, directivos, técnicos, jugadores y periodistas compraran su nuevo producto, concebido en tiempos de pandemia, la 1ª División de la RFEF (la Segunda B pero con un título aristocrático). Ahora ya le empiezan a salir los defectos, las taras y los protagonistas de la nueva categoría exigen cambios, modificaciones que no les cubre la garantía del producto que caducó antes de la puesta en marcha. Se sienten engañados, timados por la poca empatía que ha existido entre federativos y clubes.
La AFE está indignada porque la nueva división conllevará un enorme perjuicio para sus afiliados. Tomen nota; habrá 40 clubs, posiblemente diez filiales con lo cual quedarán solamente treinta con libertad de movimiento de fichas profesionales; cada plantilla deberá disponer de ocho licencias de jugadores menores de 23 años, más los comunitarios sin límite lo que reduce la nómina de futbolistas profesionales a 400, un cuarenta por ciento del total. Esta temporada con 102 clubes en Segunda B se calcula que hay algo más del millar de jugadores profesionales.
En la Federación practican la táctica del avestruz y no quieren pronunciarse sobre el derecho a exigir de los clubs un mínimo salarial (se habló de 50/60 mil euros anuales) y un máximo en función de los presupuestos aprobados y que deberían auditarse trimestralmente y que finalmente no sucederá por cobardía de Rubiales y compañía. Los futbolistas tampoco gozarían de derechos de imagen porque hasta la fecha no existe acuerdo con ningún canal de televisión (y lo que es peor ninguna plataforma parece interesada por ahora).
A fecha de hoy no se descarta una huelga de futbolistas al inicio de la liga 2021/22, allá por la mitad de agosto en la 1ª División de la RFEF si antes no consiguen que se aprueben sus propuestas que se harán públicas a primeros de mayo. Por otra parte algunos clubes se quejan de que se acepten campos de juego de hierba artificial y de reducidas dimensiones al menos en la primera temporada y que tenga que pagar 5.000 euros por cada licencia tramitada (unos 100.000 euros por club).
Para evitar todo el embrollo ya que se presiente una temporada muy movida y llena de sorpresas lo mejor sería acceder a los play off y dar el salto de verdad a la LFP. Al loro, Nàstic¡¡.
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