Un presidente inhabilitado y amnistiado

La carta de la Junta Directiva del Club Gimnàstic a la FCF
Hoy contamos una historia jamás publicada con muchas vueltas de guion sobre el Nàstic, un árbitro vengativo y un presidente que fue inhabilitado primero y amnistiado después. Aquellos acontecimientos los ha despertado el socio Estiven Monforte al publicar en Facebook una carta del Club Gimnàstic a la FCF de julio de 1964 que adquirió para añadir a su Museu de les Terres de l’Ebre.
Arrancamos el relato el domingo 7 de febrero de 1960, el día
del debut de Valero Serer con el Nàstic frente al Olot, partido que se perdió
0-1. El arbitraje del aragonés Ricardo Canera Coscolín fue de escándalo; los
locales, que estrellaron hasta cinco balones en la madera, se vieron impotentes
al otorgar el gol visitante en claro fuera de juego y la no concesión
de tres penas máximas según cuenta la crónica de Diario Español firmada
por David Castillo.
A la conclusión del encuentro se produjo una invasión de
campo con agresión al trio arbitral y la mala fortuna que un zapato de tacón de
aguja lanzado por una espectadora desde la tribuna impactó en la cabeza del
árbitro causándole una pequeña brecha. Para
evitar malos mayores ante la irritabilidad de los aficionados el colegiado fue custodiado por la Guardia Civil hasta el
Coll de L'illa.
El hecho quedó impreso en las páginas negras de la historia
del Nàstic. La temporada 1963/64 estaba en la presidencia el farmacéutico de
Constantí Josep Maria Roig Gasol, y el 8 de marzo se volvió a producir un grave
altercado al finalizar el partido frente al Girona (2-2), con la concesión de
un gol ilegal en los minutos finales del partido por parte del colegiado José
Hidalgo Cortés.
El presidente del Nàstic poseído por la ira le lanzó una
silla al trencilla cuando accedía al vestuario alcanzándole en la zona lumbar. La FCF le inhabilitó
por espacio de un año. A partir del mes de abril Manuel Del Amo asumió las
funciones de presidente.
Aquella temporada el Nàstic alcanzaría la promoción de
ascenso a Segunda eliminando al Numancia y Eibar, disputando la eliminatoria
definitiva frente al Hospitalet de Segunda División; club que disponía del apoyo
y los favores de Juliá de Capmany
presidente de la FCF. Había que evitar su descenso como fuera.
El 21 de junio de 1964 en l’Avinguda Catalunya ante 9.000
espectadores el Nàstic ganó 3-1; el siguiente domingo en Hospitalet con un
vergonzoso arbitraje del asturiano Mariano Medina Iglesias sucumbió por 2-0, anulándole un
gol legal y no pitando un claro penalti. El resultado llevaba a un partido de
desempate.
El 29 de junio en el Nou Camp, se resolvería la incógnita del
ascenso o la permanencia; el presidente del cuadro ribereño pidió a los federativos
catalanes que designaran a Canera para pitar el trascendental encuentro. Por
aquello de que la venganza se sirve en plato frío.
Otro robo, según las crónicas, y victoria 2-0 para los
barceloneses con gol anulado al Nàstic y expulsión de Puig; al concluir el
partido los jugadores Rovira, Liñero y Beltri zarandearon al colegiado y el
presidente Roig, inhabilitado, pudo llegar al vestuario y agredirle. La
Federación amplió la inhabilitación del expresidente a dos años.
El 18 de julio al cumplirse los XXV Años de Paz, el gobierno
de Franco decretó una amnistía que afectó a las sanciones deportivas, se le
levantó la inhabilitación al presidente Roig y los 8 partidos impuestos a Puig,
los 5 a Liñero y los 3 a Beltri quedaron anulados.
Y ahora llegamos al momento de la carta referida que pueden
leer al comienzo de la crónica. El 23 de julio Josep María Roig irrumpió en la
sala de juntas exigiendo su inmediato retorno a la presidencia al estar amnistiado a lo que el presidente Del
Amo y los directivos, excepto tres. se negaron.
Josep Maria Roig muy disgustado al sentirse traicionado por sus compañeros de junta puso en manos de sus abogados su caso que llegó hasta la Delegación Nacional de
Deportes en Madrid y el máximo mandatario deportivo el falangista Antonio Elola Olaso un año después fallaría a favor del señor Roig reconociendo su
amnistía para que pudiera recuperar el cargo, la mala fortuna quiso que el
presidente amnistiado muriera de manera repentina una semana después. Cuestión
de karma, tal vezz.
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