domingo, 20 de noviembre de 2016


El Reus apretó desde el minuto uno. (Foto Rafael Sierra)

   A priori un derbi es un partido como los demás, dura noventa minutos y ofrece uno o tres puntos según el marcador final; pero un derby es mucho más, es un poliedro con infinidad de caras que descubren multitud de matices: sensaciones de los protagonistas, sintonía de cada una de las aficiones, tensión en el palco (toca disimular) y observaciones tácticas sobre el gran tablero del verde césped donde unas piezas se movieron con cautela y dudas y las otras (rojinegras) con seguridad, presteza y descaro.  Pero existe una cara en ese elemento geométrico que no se puede entrenar como los sistemas, que no se puede forzar como la preparación física, que no se puede domesticar con charlas psicológicas. Es el corazón del futbolista, sus latidos que como latizagos le espolean a llegar antes en cada jugada. En el Municipal de Reus, en el derby, hubo un corazón de león (Reus) y un corazón de ratón (Nàstic). Ah¡ por norma los leones atacan, los ratones huyen.

   El Reus salió como el Séptimo de Caballería y el Nàstic pareció un equipo de comanches huyendo el asedio rojinegro. No le salió bien el dibujo táctico a Vicente Moreno; Zahibo volvió a ser un jugador mediocre y dubitativo (una duda suya provocó la intervención de Molina que le costó la primera amarilla); Madinda quedó exiliado en la banda y se le hacía en falta en el centro. Atrás Mossa sufría con la persistencia del marrullero Querol y en la otra banda Valentín se iba pero no volvía y le faltaba el aire. Los dos centrales tenían problemas, con la altura de Edgas y la movilidad de Carbia.

   Los tarraconenses sufrieron mucho (dos veces salvó los muebles Dimitrievski en el primer tiempo), solamente los diez últimos minutos en que tocaron y dieron sensación de vida, el resto fue de encefalograma plano. Y como siempre Alex Lopez partiéndose la cara arriba solo como el llanero solitario, mejor como un jabato (el calificativo no hace referencia a la cría de jabalí sino al personaje de cómic creado por Victor Mora a comienzos de los sesenta).

   Los locales con un Ramón Folch estelar que supo temporizar el partido y graduar la presión de su equipo, un Fran Carbia rápido y listo (quién fue la mente clarividente que lo dejó marchar del Nàstic?) y un Edgar capaz de tocar todos los balones aéreos, fueron mejores. Atrás un privilegio de seguridad. A pesar de todo el partido pudo acabar sin goles si Xavi Molina no pierde la cabeza a los cinco minutos de la segunda parte y se autoexpulsa o si el colegiado ve el penalti sobre Muñiz. En el fútbol el físico es básico, pero hay partidos que se ganan con el alma.

   Ganó quien puso mayor intensidad, más corazón, menos inhibición y multiplicó el coraje. Fue un derby para aficionados, directivos, medios de comunicación...pero me da a mí que para algunos jugadores del Nàstic no se lo tomaron como merecía un derby

1x1  Puntuación del 1 al 10

DIMITRIEVSKY (8): Perfecto, Salvó la goleada, en el tanto local le dejaron vendido. Mejoró con el juego de pies.
VALENTIN (3): Subió, pero le costó un potosí regresar. Se le vio cansado muy pronto. En el gol, permaneció pasivo.
SUZUKI (4): No llegó a la mayoría de balones aéreos. Problemas para defender a Edgar y entregó mal algunos balones.
MOLINA (0): Hasta la expulsión estuvo discreto, con errores en la salida de balón. El fallo que le costó la segunda amarilla es imperdonable y pudo condicionar el resultado.
MOSSA (4): Dura batalla con el exgrana Querol que le impidió subir. Perdió la colocación en alguna jugada. Se le vio muy acelerado.
TEJERA (5): Lo intentó con escaso éxito. Muy presionado por el rival tuvo que jugar en largo. En los últimos minutos se desquició y le perdonaron la amarilla.
ZAHIBO (3): Indeciso, nulo por arriba a pesar de su estatura, no supo ser el enganche de los pivotes creativos.
MADINDA (5): Aparcado en la banda no apareció, luego en el centro fue quien propuso el poco juego de ataque. La tarjeta le frenó, de ahí su cambio.
ALEX (7): Se fabricó las jugadas y los remates. Careció de apoyos, se fajó con la defensa reusense y lo probó hasta el último segundo.
MUÑIZ (6): Era la tabla de salvación a balón parado, pero hubo poco. Aguantó el esférico pero en seguida le cerraban la línea de pase.
GINER (4): Debió arriesgar más en ataque, encarar a Benito y sobre todo afinar más el centro.
DJETEI (6): A nivel defensivo muy bien en especial de cabeza, en ocasiones arriesgó en exceso la jugada.
JEAN-LUC (4): No pudo hacer daño por la banda. Retrasó en exceso su posición.
UCHE (3): Pocos minutos, poca intensidad,  poca participación; muy desganado.
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